No debe sorprender a nadie que una gran mayoría de los países del mundo estén opinando sobre el desvarío del gobierno de Nicolás Maduro. Cada día la prensa internacional recoge declaraciones, propuestas e iniciativas dirigidas a buscar una solución a este terrible infierno en que nos encontramos atascados los venezolanos. Todas, sin excepción, son despreciadas por el gobierno bolivariano y tachadas de injerencistas o motivadas por el aparato de propaganda del imperialismo norteamericano.

No es de extrañar esta conducta de rechazar cualquier crítica que venga del exterior porque esa ha sido siempre la política del gobierno de Cuba que, como es archisabido, es el modelo que sigue la Venezuela socialista que padecemos hoy. Sin embargo, lo que más llama la atención es que las preocupaciones por el presente y el futuro de nuestro país marchan a pasos agigantados ya no solo por las cancillerías y de los voceros presidenciales, sino por los parlamentos europeos y latinoamericanos.

Recientemente en Madrid se llevó a cabo una vigorosa discusión parlamentaria sobre una propuesta  formulada por José Ramón García Hernández, quien funge como portavoz de Asuntos  Exteriores del Partido Popular, la fuerza política que concentra más votos en España pero que ahora está en la oposición debido a una hábil jugarreta del PSOE.

El diputado García Hernández propuso ante el Congreso que el gobierno socialista de Pedro Sánchez “condene el régimen de Nicolás Maduro, contribuya a la estabilización de América Latina y apruebe un estatuto de protección temporal para venezolanos en España”.

En su exhortación el parlamentario afirmó rotundamente que “hoy Venezuela es una dictadura” y que, por si fuera poco, el gobierno de Maduro está señalado “como uno de los 12 con mayores niveles de corrupción en el mundo”. De igual manera se refirió a “la aguda escasez de alimentos de primera necesidad, medicamentos e incluso del acceso al suministro de servicios básicos como el agua o la electricidad”.

Demás está decir que la resolución propuesta por el Partido Popular triunfó con 175 votos a favor, 74 en contra y 90 abstenciones, con lo cual el gobierno del presidente socialista Pedro Sánchez se ve en el compromiso de mantener y endurecer la orientación crítica hacia el gobierno de Nicolás Maduro impuesta por el ex presidente Mariano Rajoy, del Partido Popular, que en todo momento exhortó a respetar los derechos humanos, a liberar a los presos políticos y mantener libre de presiones a los medios de comunicación, a los cuales se les restringe ilegalmente el suministro de papel y tinta.

El portavoz del Grupo Parlamentario Popular no se paró en mientes a la hora de afirmar que la situación en Venezuela “es tan caótica que causó un éxodo de venezolanos sin precedentes que ha hecho salir del país a 2,3 millones de personas, hasta generar un grave problema de inestabilidad en América Latina”.

Señaló específicamente que la crisis venezolana es de tales proporciones que se debe abrir “un canal humanitario, no un canal de diálogo”, como ha querido hacer sin éxito el PSOE por boca del ex presidente Rodríguez Zapatero.


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