El título del presente editorial no hace referencia a una ventosidad achacable a un indecente pulpero devenido en general de montoneras al no poder recibir indemnización del Estado por la manumisión de sus esclavos; no, se trata del  acrónimo del Plan Estratégico Operacional, bautizado Zamora por algún hagiógrafo del caudillo barinés, uno de esos historiadores de nuevo cuño que miran el pasado con óptica chavista, a fin de establecer un nexo entre la forjada heroicidad del negrero federalista y el patético patrioterismo del galáctico redentor de Sabaneta.

Y viene a cuento el fulano plan pues, mientras al señor Maduro se le enreda hasta lo indecible la cola del papagayo económico, sin posibilidad alguna de levantar vuelo, el periodista Hernán Lugo-Galicia informa en una nota publicada en este diario que el país está sometido a un régimen de excepción mediante el cual se procura enfrentar la ola de protestas sociales y laborales susceptible de transformarse en incontenible tsunami.

En la práctica se está preparando el terreno para un estado de sitio. De acuerdo con la información citada, “el gobierno ordenó a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana declararse en alerta y que el Plan Estratégico Operacional Zamora tenga carácter permanente, ante informes de inteligencia que vaticinan un aumento de las protestas, resultado de la crisis económica y social”. Es decir, la dictadura va con todo y contra todos, sin importar cuánto daño puedan ocasionar sus aparatos represivos. Nada le importó en abril de 2017 y menos ahora, cuando creen que las manifestaciones y paros son producto de la espontaneidad. La espontaneidad rumana puso a Nicolae Ceaușescu en la picota.

De momento estamos en alerta verde, pero de seguir el reyecito echándole leña al fuego de los controles, llegaremos a la temible fase roja sin pasar por la ámbar o amarilla. Supeditar el expendio de combustible a la posesión del carnet de la patria es no solo una aberrante medida coercitiva, sino una provocación cuyos alcances no parece haber medido el Ejecutivo ni calculado la írrita asamblea prostituyente comunera, aunque sí prevista por el poder verde oliva con este plan que el general de división (r) Enrique Prieto Silva, ex profesor en instituciones castrenses y miembro del Foro Militar Venezolano, tilda de perverso: “Es un plan maligno. Cuando en 2016 un general se lo expuso a Maduro, le dijo que usarían francotiradores. Significa que la Fuerza Armada Nacional se prepara para atacar a manifestantes, que habrá disparos selectivos en manifestaciones. No es solo para amedrentar”.

Estamos siendo acogotados por una institución armada de espaldas a lo establecido en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, aún vigente pese a las sistemáticas violaciones por parte de sus patrocinadores. La FANB, en vez de garantizar la independencia y soberanía de la nación y la integridad de su espacio geográfico, ha derivado en fuerza penalizadora del pueblo supuesto a defender y respetar, y no a sojuzgar mediante su poder de fuego.

Lamentablemente se ha reducido a incondicional sostén de un gobierno de vocación tiránica. PEO será un acrónimo, pero, para el vulgo, es sinónimo de conflicto. Cuidado, pues, no pasemos de ventosidades a conflagraciones.


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