“¡Salario y medicinas!” escribió Alex Vásquez, el corresponsal de la agencia AFP en Caracas, y añadió que esas consignas las corearon “pacientes y médicos durante una protesta el martes en los  hospitales públicos de Venezuela para exigir al gobierno medicamentos y sueldos dignos frente a la inflación desatada”.

Lo cierto es que los periodistas no recuerdan una protesta pública en la que coincidieran pacientes y médicos de una manera tan especial y de tanta repercusión y apoyo. Desde luego influye en estas jornadas tan especiales el hecho conocido mundialmente de que el régimen de Maduro es el causante directo de la tragedia que viven millones de hogares en Venezuela.

En una investigación abierta por el fiscal general (impuesto por la camarilla civil y militar) el mismo gobierno ha tenido que dar a conocer la cuantía del robo más descarado y siniestro cometido a lo largo de la historia de Venezuela.

A pesar de la propaganda y de la exaltación de nuestras etnias precolombinas como víctimas de la colonización europea y del imperio estadounidense, lo cierto es que el chavismo y el madurismo en el poder han trasladado a los bancos de Europa y Norteamérica más riquezas que todas aquellas que fueron expoliadas por los sempiternos imperios europeos y yanquis.

Resulta por demás extraño y trágico que los principales actores que encarnan a los malos de la película sean políticos y militares de la quinta república, que llegaron al poder con la promesa de limpiar la corrupción de los anteriores gobiernos democráticos y, además, de expulsar de nuestro cuerpo social todos los parásitos que impedían un desarrollo armónico de un país habitado por riquezas inexplotadas. Todavía resuenan las cínicas palabras del gran ladrón de América Latina, el “prematuramente fallecido” Fidel Castro.

A Fidel le obsesionaban las reservas petroleras de Venezuela, las más grandes del mundo. Nadie sabe si eso es cierto porque si alguien supo decir mentiras rentables a escala descomunal fue Fidel Castro. Y las repetía con la obsesión de un loco, y cobraba en petróleo por ello.

Pero dejemos al barbudo en su tumba y volvamos a la realidad venezolana, donde la gente dice con una sinceridad que desgarra cualquier alma insensible que viven en un infierno, no propiamente religioso sino militar.

Por ejemplo, según la agencia AFP, Zully García “se unió a la manifestación en el hospital de niños J. M. de los Ríos, en el centro de Caracas, cargando a su hija Johangelis Bravo, quien aparenta menos de sus 4 años de edad por un cuadro de desnutrición. Mi hija es una paciente cardiópata que depende de muchos medicamentos (…) que no consigo”.

La revolución es un paraíso para un grupito de ladrones y esa será su desgracia. No se puede ocultar el exagerado bienestar de los cabecillas del PSUV. En Venezuela hay escasez de 95% de tipos de fármacos para enfermedades crónicas, y para las esenciales, como hipertensión, es de 85%.

Una enfermera aseguró que en el J. M. de los Ríos las muertes de niños han aumentado. “Faltan insumos, medicamentos, hay escasez de personal porque se van por el bajo salario. No tenemos reactivos para los exámenes”, sostuvo. ¿Para eso quieres reelegirte Maduro?


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