Cada vez que la oposición convoca a una marcha especialmente significativa, y la de hoy 19 de abril lo es, de inmediato la camarilla civil y militar que dice gobernarnos convoca a otra en la misma fecha y momento con la intención de medir fuerzas. Es una vieja treta importada desde Cuba debido a la sumisión descarada del madurismo ante el régimen de los hermanos Castro, que de trucos y tratos sucios saben mucho.

Aquí no les ha ido bien con esa tramoya, muy al contrario, como han ido perdiendo popularidad y militancia, tanto el señor Maduro como sus tres mosqueteros han tenido que redoblar los gastos de movilización en autobuses de lujo, cerrar calles y autopistas, declarar días feriados, colocar alcabalas por doquier y amenazar a los obreros y empleados públicos con despidos y asquerosas represalias. Pena les debería dar cuando los partidos en los años 60 llenaban las calles con sus militantes y simpatizantes sin que nadie les pagara por asistir a los mítines.

De allí que provoquen risas y lástima entre la gente del pueblo que una vez creyó en ellos, les compró una mercancía con la fecha vencida y ahora los rechaza por cínicos y estafadores. En vez de traer felicidad y progreso, lo que han sembrado es odio, hambre, muerte, corrupción y drogas al por mayor. Un país sano, como lo era Venezuela, con sus fallas normales y corrientes, hoy es un cuerpo enfermo, con llagas y pus por doquier, con ladrones de cuello rojo y verde oliva, con unos dirigentes políticos ignorantes y escasamente preparados para conducir  a los venezolanos hacia un futuro mejor, donde desaparezca el hambre, los niños desnutridos y los ancianos moribundos por falta de medicinas, con miles de jovencitas reclutadas para dedicarlas a la prostitución en el extranjero.

Hemos perdido el orgullo como país, como nación y como ejemplo de república pujante y democrática gracias a un grupo de aventureros civiles y militares, hoy enriquecidos y envilecidos como nunca antes se había sufrido en Venezuela. Con su vulgaridad callejera, con su falta de talento para construir y su habilidad para destruir lo que habíamos levantado con tanto esfuerzo durante años y años.

Pero ya basta, este país no puede seguir en manos de semejantes bestias que nada nos prometen ni nos pueden proponer porque durante 20 años no han hecho otra cosa que envilecer a la población, engañarla para seguir robando los dineros públicos  y disfrutar de sus riquezas mal habidas. 

Reparten fusiles a los ancianos y a la vez se roban la comida de los jubilados, las parturientas ya no dan a luz como antes en maternidades debidamente acondicionadas sino en recovecos infestos donde la asepsia dejó de existir hace años.

Nuestros líderes están presos violando todas las normas legales, algunos han sido sometidos a tratos infames y otros han tenido que dejar su patria por no rendirse ante el bandidaje aposentado en el poder.

La joven oficialidad se siente herida cuando ven cómo quienes se han disfrazado de libertadores hoy están mostrando su deshonor y su verdadera cara represiva. Cuando entregan fusiles a ciudadanos incapaces de manejarlos con la prudencia del caso se entra en el mundo del delirio y del delito. El futuro de una carrera militar no puede mancharse con la promesa de un venidero juicio ante los tribunales nacionales e internacionales.


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!