La Conferencia Episcopal Venezolana, en su asamblea ordinaria celebrada ayer, reafirmó su llamado a los venezolanos para que se ensanche el camino hacia la unidad de todos los sectores sociales que hoy sufren el martirio de un gobierno inepto y pecaminoso con el tesoro público.

Los representantes de la Iglesia describieron este momento que vive Venezuela como una etapa de tránsito hacia la “liberación integral”, un concepto novedoso que toma en cuenta la identidad y continuidad de la serie de pequeñas protestas que se registran a diario. De alguna manera estas protestas prefiguran una cadena de hechos que, no obstante sus pequeñas dimensiones, representan el nacimiento de una rebelión popular de mayores alcances.

Y, en verdad, basta con observar que en el fondo de esas protestas existe un malestar por necesidades sociales y económicas no satisfechas, pero que al analizarlas en su conjunto se nota que están engendrando una protesta política esencialmente popular, y con grandes posibilidades de extenderse cada vez más en vista del agotamiento del modelo propuesto por el madurismo que, como está a la vista, hace aguas por todas partes.

Un signo de la importancia y continuidad de estas protestas, algunas sin mayor organización o escasamente politizadas, es que siempre se inician por la exigencia de suministro de mejores servicios públicos (agua, electricidad, transporte, seguridad, etcétera.) y ahora han crecido hacia la crítica abierta y dura contra la política salarial, tan mentirosa como sádica por la crueldad que conllevan no solo los miserables aumentos ofrecidos por Nicolás Maduro, sino su incidencia en la escalada de precios que nace con cada anuncio presidencial.

Los conflictos en la calle se vienen sucediendo con tal frecuencia que no queda duda alguna sobre el rechazo nacional a las disparatadas políticas que ensayan, con improvisación y mala fortuna, Maduro y su equipo de gobierno petrificado e insensible a las angustias de los ciudadanos.   

“Cuando una mecha se ha encendido, ya no se apaga y se va haciendo más fuerte hacia su destino final: la liberación integral”, expresó ayer monseñor José Luis Azuaje, presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana, según reseñaron las agencias de noticias internacionales AFP y Efe.

Azuaje pidió a los venezolanos “despertar y reaccionar. Este pueblo está hablando, las miles de protestas que se suceden diariamente, aunque no se reportan en los medios de comunicación, manifiestan el gran descontento que existe ante (…) la falta de racionalidad y pericia de quienes deben tomar decisiones en materia pública”, sostuvo el alto vocero de la Iglesia.

Monseñor Azuaje hizo hincapié en su denuncia de lo que calificó de “perversa ideología del gobierno socialista de Nicolás Maduro”, que ha dejado a “niños y ancianos desnutridos, jóvenes que han sido asesinados por balas criminales, una economía maltrecha que ha generado una hiperinflación y personas obligadas a salir del país”.

No se olvidó el presidente de la Conferencia Episcopal de regañar a la oposición y exigirle que “reconstruya el liderazgo social, que acepte la necesidad urgente de la unidad” y que, de paso, “dejen a un lado la arrogancia política”.


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