No hay nada que enseñe más a los pueblos que esos brillantes  momentos en los cuales, por re o por fa, uno de los políticos importantes decide descargar sus rencores y dejarlos salir al aire. Allí, entre la sed de la venganza y la amargura de estar alejado del poder, hace presencia inesperadamente la verdad que la asquerosa burocracia trató en vano de ocultar.

Si algo es enviado directamente y en primera instancia al sótano de la historia ello es, sin duda alguna, las bellaquerías cometidas por los capataces del poder y su entorno, gente que por lo demás nadie entiende cómo llegaron a ser representantes del poder “en nombre del pueblo”. Si, como se ha repetido hasta el cansancio, el pueblo nunca se equivoca, pues no queda duda de que el venezolano es un hombre equivocado, y mucho más en el transcurso de estos tiempos “rojo rojitos”, tal como lo calificara el presidente de Pdvsa, Rafael Ramírez, y lo coreara a su vez con mucho entusiasmo el propio Hugo Chávez.

Pero los tiempos cambian, los poderes tienden a derrumbarse y los veteranos capataces políticos se ven ahora arrinconados en las oscuridades de un sótano llenos de telarañas. Reposan allí hasta que alguien los reclama para que salgan al escenario y desempeñen un papel secundario aunque bien remunerado, dicho sea de paso porque nada hay oculto en este mundo como no sean las medicinas, los pasaportes y los alimentos de primera necesidad.

Vale esta oportunidad para traer y servir en la mesa del comedor principal el intercambio de dardos entre el gran ex jefe de Petróleos de Venezuela, Rafael Ramírez, defenestrado de su importantísimo cargo por la nueva camarilla en el poder, y el insípido ex presidente español Rodríguez Zapatero, alias “Bambi” en los tiempos de juventud cuando nadie daba un cuarto por él.

Pero así son las cosas en este mundo de la política iberoamericana que, madre mía, da para tanto de qué hablar y poco de comer. Lo cierto es que este par de caimanes se han encontrado en el medio del río y, por más que trataron de disimularlo, no pudieron esconder los rencores y sacar los dientes que, en este caso, no son pocos.

Precisamente ayer un reporte de la agencia internacional de noticias Efe señalaba algunas partes de la batalla que se está llevando a cabo y que lleva rumbo de extenderse hacia más y mejores cañonazos. Precisaba la nota en cuestión que Rafael Ramírez “cree que el ex presidente del gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero está haciendo un tremendo daño al país con su mediación en la crisis política”. Más adelante agrega que, si piensa que está ayudando al país, él más bien cree que le está haciendo un tremendo daño, “porque crea confusión en el seno de los sectores progresistas”.

Imaginamos que con ese remoquete de “sectores progresistas” el señor Ramírez se refiere al chavismo puro, el cual dice encabezar. Pero, como es de dominio público, el señor Zapatero es ahora el correveidile de Maduro. En ese triste papel se le está yendo lo poco que le quedaba de aquella menguada hora cuando estuvo al frente del gobierno español. 

“Me parece  increíble que Zapatero esté aliado con esta gente”, dice y añade que “el gobierno de Maduro es un régimen autoritario y de derecha”. Pues, señores, tomen asiento que la pelea apenas comienza.


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!