El país petrolero que llegó a ser el primer exportador de hidrocarburos del mundo, ha ordenado el racionamiento de la gasolina. El país que vendía la gasolina más barata del mundo la sigue ofreciendo a precio de gallina flaca, pero ha tomado medidas de racionamiento que afectan a toda la población y que han generado el caos en todos los rincones del mapa. Insólita situación que solo puede producirse debido a la escandalosa desidia del régimen, que se ha empeñado en desmantelar Pdvsa y en hacer negocios sucios a través de una empresa que estuvo en la vanguardia de los negocios de su ramo a escala internacional.

Lo del precio de gallina flaca es inadecuado, la verdad sea dicha, porque el escuálido animalito sale más caro que el producto que debemos cancelar en las gasolineras. En realidad, no pagamos nada. Les damos propina a los empleados de las bombas, quienes hacen estupendo negocio cuando sacan las cuentas de los regalos a la hora de dejar en las manos de los patrones el dinero de la venta del día. Deben ser los únicos favorecidos, porque los dueños de los vehículos, antes de congraciarnos con los señores que nos esperan en el surtidor, debemos hacer colas que en no pocos casos se deben aguantar durante dos o tres días con sus largas e inseguras noches.

Es una escena de disparate, un teatro absurdo y calamitoso, una situación que nadie en sano juicio puede entender. Remonta hasta la época de Chávez, porque el comandante se empeñó en ignorar las reglas del mercado y las necesidades de la industria petrolera, sus gastos y la obligación ineludible de renovarla, para mantener cautiva y satisfecha a una clientela nacional que se sentía feliz con la dádiva, sin considerar que su regocijo significaba la muerte de la gallina de los huevos de oro, esa sí gorda y generosa porque venía de corrales bien alimentados y cuidados con primor. A esa época de dilapidación debe acudirse cuando nos pongamos a buscar a los responsables de que, seguramente dentro de poco, se paralicen los transportes privados y públicos por carencias de combustible.

También debemos mirar hacia los cuarteles a la hora de encontrar a los culpables del disparate, debido al contrabando de gigantescas proporciones que ha provocado la baratura del producto, especialmente en zonas fronterizas, en las cuales se han amasado fortunas fabulosas y se han ejercido presiones gigantescas para que se llenen el bolsillo los oficiales y los soldados que deben responder por la “soberanía” de la patria ante los países del vecindario. Se ha formado una red delincuencial para el tráfago de gasolina hacia Colombia y Brasil, debido a la cual ocurren las carencias que ahora obligan a los venezolanos comunes y corrientes a mostrar la cédula de identidad cuando va a poner gasolina en medio de penosas circunstancias.

Trillamos historias conocidas, repasamos episodios que nadie ignora a estas alturas de la tragedia venezolana, pero conviene recordarlos porque son la manera de desmentir a una administración corrupta e incompetente que culpa a Donald Trump y al imperialismo yanqui de un desastre que es de su exclusiva responsabilidad. Gasolina barata, estimados lectores, pero solo si la encontramos después de identificarnos ante el puntual guardia de turno.


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