Una de las grandes sorpresas de esta operación tenaza que se está desarrollando en estos días en la isla de Barbados es que fue lentamente  madurada (sin alusiones personales) por la diplomacia de la Unión Europea, sin alborotar demasiado las aguas ni empantanarlas.

Una pista que sostiene  esta afirmación saltó a la luz pública cuando en las páginas del diario El País, de Madrid, el ex presidente del gobierno español Felipe González publicó un artículo en el cual dejaba constancia de su “última conversación con Alfredo”, ocurrida el 29 de abril. Desde luego, se refería a Alfredo Pérez Rubalcaba, quien moriría poco después a consecuencia de una larga enfermedad que no le dio respiro ni tregua.

Entre los temas de la última conversación de estos dos líderes históricos del PSOE, artífices entre otros de la recuperación democrática de España tras la muerte del dictador Francisco Franco, surgió el tema de lo que estaba ocurriendo en Venezuela.

No era de extrañar porque Pérez Rubalcaba se disponía a viajar a República Dominicana a dictar un par de conferencias y González salía hacia Buenos Aires en los mismos o parecidos menesteres. Al primero le inquietaba un “posible encuentro con los amigos noruegos que estaban preparando su mediación en la crisis de Venezuela” y le interesaba “el contexto político para situarse”, como le gustaba decir.  

Luego de tres horas de conversación sobre la situación política española y los resultados electorales, Pérez Rubalcaba le preguntó sobre si quería reunirse con los noruegos. “Le dije que sí”, recuerda Felipe González, y el tema quedó pendiente. Pero hilando fino se puede decir que desde esos finales días de abril los usurpadores ya habían decidido dejar colgado de la brocha al mentecato de Rodríguez Zapatero, inútil como un trapo sucio.

En esos días de abril la ofensiva en la batalla por la salida del usurpador la conducían los presidentes de América Latina, los mandatarios de Canadá y Estados Unidos, y el incansable secretario general de la OEA. Mientras tanto, Europa se manejaba con mayor discreción pero a la espera de la llegada de su momento estelar.

Hoy se han movido de lugar los personajes y abren espacio a otros jugadores que estaban en la reserva. Desde luego, hoy los matices van perfilando otras figuras que antes actuaban entre las sombras. Esto no quiere decir que la partida se ha inclinado hacia un lado en especial, pero sí indica que el escenario se le complica a los usurpadores y también a quienes sueñan con invasiones y puñetazos irresponsables dados en la mesa.

En un despacho de la agencia AFP redactado el pasado martes se nota una radicalización en el lenguaje de la Unión Europea y un endurecimiento en las exigencias al gobierno de Maduro. Revela la nota que “la Unión Europea amenazó con imponer nuevas sanciones a Venezuela si no se registran resultados concretos en las discusiones entre gobierno y oposición en Barbados, auspiciadas por Noruega, para buscar salidas a la grave crisis política”.

No es de ninguna manera una brisa fresca en la tarde sino centellas en la noche: “En caso de que no se obtengan resultados concretos en las negociaciones en curso, la UE ampliará aún más sus medidas restrictivas, indicó la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, en una declaración en nombre de los países europeos”. La verdad verdadera es que en el Circo de Jorgito están creciendo los enanos por todas partes.


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