Hizo mal Cabello al desmentir la existencia, en el país, del plan “ubica tu casa”. Y lo hizo con habla cantinflera y falaces argumentos como este: “Ahora la derecha anda con una campaña de miedo de ubica tu casa, como que si este gobierno, luego de que le ha dado al pueblo más de 2 millones de casas, ahora le vamos a quitar la casas a los que se fueron de viaje”. Un cursillo de sintaxis no le vendría mal.

Debemos precisar que, de acuerdo con serias investigaciones al respecto, el número de viviendas construidas por el chavismo en sus 20 años de regencia difícilmente alcance las 500.000 unidades, pues, según estimaciones del Colegio de Ingenieros y la Cámara de la Construcción, basadas en los materiales consumidos por la misión correspondiente, a duras penas se podría hablar de 50.000 moradas anuales, menos de la mitad del promedio construido durante los denostados 40 años de república civil.

Por otra parte, centenares de personas han sido interpeladas por supuestos encuestadores y supervisores que estarían realizando catastros de disponibilidad de casas, apartamentos y solares desocupados y ociosos, lo cual resulta extremadamente sospechoso, de modo que no se trata de un rumor, cual sostiene el engarrotado capitán, sino de una infundada inquietud ante el amenazante acoso de aves carroñeras prestas a precipitarse sobre algún cadáver.

Hay otro elemento que se debe tener en cuenta para entender por qué cunde el pánico entre gente que trabajó buena parte de su vida para asegurarse un techo y, con sudor y esfuerzo adicionales, un llegadero vacacional: ya el fraude electoral es un hecho consumado. Ya no tiene sentido seguir dilapidando lo que no se tiene, de modo que, de aquí en adelante, no hay cómo satisfacer la mendicidad con que el gobierno humilló, ofendió y extorsionó a los más necesitados, para obligarlos, carnet de la patria mediante, a votar por Nicolás Maduro. Hay quienes acuden todavía a la banca pública con la esperanza de cobrar lo que le prometieron el 20 de mayo. Invariablemente se encuentran con la seña del mudo, ¡por aquí! Se acabó lo que se daba y a comerse un cable que esto se pone color de hormigas.

Ante la imposibilidad de seguir subsidiando la pereza, e incapacitados para reactivar una economía en desintegración, el gobierno y la plana mayor del psuv (minúsculas aposta) han comenzado a hacerse los locos y escamotear las expectativas de sus seguidores: ¡arréglenselas como puedan!

Y ya sabemos que ese arreglárselas como puedan se traduce en irrespeto a la propiedad privada, especulación desmedida en la prestación de servicios, como el transporte, exacerbación del estraperlo y el bachaqueo, compra y venta de efectivo para sacar de la nada lo que hasta pocos días antes del arrebatón comicial se tenía más o menos asegurado. Pero, ahora, camaradas, no hay cobres para repartir.

Eso no sería problema, si hubiese empleo bien remunerado; pero, ¿quién puede trabajar por un salario que no alcanza para comprar media docena de huevos? ¿Será esto una fabulación de la derecha? Claro que no. El capitán del mazo sabe que lo que viene es candanga con burundanga.


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!