Tiene razón Juan Guaidó en convocar a nuevas manifestaciones. El presidente del Parlamento ha sido habilitado constitucionalmente para el ejercicio interino de la Presidencia de la República en cabildos abiertos de masiva participación y debe hacer valer la responsabilidad asumida para llenar el vacío derivado de la usurpación perpetrada por el Sr. Maduro y alcahueteada por un espurio Tribunal Supremo de Justicia, encabezado, por un “delincuente de carrera”, sin currículo y con prontuario; tiene razón, sí, porque debe mostrar a la comunidad democrática internacional el caluroso respaldo mayoritario de sus compatriotas

Hay razones de peso para avivar y mantener ardiendo la llama del entusiasmo popular, entre otras cosas, porque ello también podría inclinar a los militares a acatar la autoridad delegada por el soberano en Juan Guaidó y le reconozca como su comandante en jefe. La concentración pautada para mañana apunta, según el propio presidente, en tal sentido. Al precisar su duración pidió a los venezolanos que, desde todos los rincones del país, salgan a la calle para, durante dos horas (de 12:00 del mediodía a 2:00 de la tarde) “exijan a las Fuerzas Armadas que se pongan del lado del pueblo y permitan la entrada (a la nación) de ayuda humanitaria”.

La concentración del sábado tiene, además de carácter refrendario, el propósito explícito de retribuir con una movilización significativa, dentro y fuera de Venezuela, el respaldo internacional al interinato de Guaidó, y por ello, la convocatoria se extiende a los venezolanos desplazados a fin de que hagan sentir, con su presencia en los lugares de su destierro, su conformidad con el proceso de transición iniciado el 5 de enero.

Se desprende de las declaraciones de Guaidó que no se trata de alardear de un poder de convocatoria –ganado merecidamente sobre el reencuentro del elector con sus representantes, así como de la recomposición de la plataforma unitaria emprendida por el Frente Amplio– sino de demostrar que el pueblo es una fuerza indetenible, un coloso que despertó y no conciliará de nuevo el sueño hasta satisfacer los acuciantes y graves problemas atinentes a su bienestar social y calidad de vida, motivos de por sí suficientes para insurgir contra la dictadura nicochavista, y  ver plenamente realizadas sus aspiraciones de justicia y libertad. Y esto será posible si y solo si se restablece el hilo constitucional. Para ello, no es ocioso repetirlo, hay una hoja de ruta: fin de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres.

Deberíamos aferrarnos a tiempo completo y con todas nuestras energías a ese itinerario para la recuperación de la democracia; sin embargo, más de uno alegará que, tras veinte años de marchas y contramarchas, su físico y resistencia han menguado. Afortunadamente, Guaidó también tiene razón al dejar muy claro “que no ha convocado a la ciudadanía a que proteste diariamente, porque es consciente de que actualmente los venezolanos están luchando para conseguir qué comer”. Con esta salvedad también acierta el joven presidente. Así, pues, vayamos a la calle con él.


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