Por disposición del presidente de Venezuela Nicolás Maduro a la moneda del país, el bolívar, se le quitarán cinco ceros, una medida compleja que entra en vigor este lunes en medio del aluvión de ajustes económicos decretados por el gobierno que han llevado a los ciudadanos a hacer compras en estado de angustia.

La simplificación monetaria, aunque necesaria a los ojos de todos, ha disparado el temor de los ciudadanos y la alerta de economistas y opositores ante las posibles consecuencias pues se aplicará en un escenario de hiperinflación.

De acuerdo con el Fondo Monetario Internacional la moneda local tomará el apellido de «soberano» desde el lunes, cuando empiece a circular una nueva familia de billetes con denominaciones más ajustadas a la inflación  que cerrará el año 1.000.000 %.

Este factor hace inviable la reconversión a juicio del Parlamento, de mayoría opositora, que ha pedido al presidente  Nicolás Maduro y al Banco Central (BCV) frenar la medida hasta que se tomen otros ajustes económicos para solventar el déficit fiscal y detener la incesante subida de los precios.

Los diputados de la Comisión de Finanzas calcularon que al cabo de tres meses las nuevas denominaciones monetarias serán insuficientes para cubrir los costos de los bienes y servicios que se duplican cada 26 días.

Aunque los venezolanos enfrentaron con éxito una reconversión que quitó tres ceros al bolívar en 2008 las características del nuevo proceso y sus respectivos pronósticos son, cuando menos, diferentes.

El país  llega a este punto tras haber prorrogado en tres ocasiones esta reconversión y de que ahora se diera solo un mes a los ciudadanos para familiarizarse con el anuncio definitivo y apenas una semana para que se despojaran de los billetes de baja denominación que dejarán de ser legales.

Este hecho, particularmente, ha alimentado la hipótesis de posibles aumentos en el costo de productos y servicios subsidiados por el Estado como la gasolina, una sospecha que el mismo Maduro estimuló esta semana al anunciar su intención de limitar el subsidio y empezar a venderla a precio internacional.

Además, Maduro hizo el viernes otros anuncios entre los que destacan un aumento del salario mínimo de los trabajadores en 35 veces, lo que equivale a 723 o 45 dólares, de acuerdo con las tasas oficiales actuales de referencia en el país.

El presidente informó de que entregará a la asamblea nacional constituyente  un proyecto de reforma de varias leyes para establecer el nuevo sistema tributario y fiscal con el que se aumentarán los impuestos al valor añadido, a la renta y a grandes transacciones.

Pero también el país se encamina a una devaluación 95,8 % en su moneda, de concretarse la unificación cambiaria anunciada por Maduro con la que el precio del dólar estadounidense subiría 24 veces su valor actual.

Nicolás Maduro indicó que la nueva denominación del bolívar estará anclada al petro, como se llama la criptomoneda gubernamental, que tiene un valor «oscilante de 60 dólares o más» y cada una de ellas equivale a 3.600 bolívares soberanos o 360 millones actuales lo que arroja un cambio resultante de 6.000.000 de bolívares por dólar.

La medida de anclaje es otra de las apuestas del presidente en el marco de su pretendido «milagro económico», un conjunto de medidas que, desde el 20 de agosto, buscan estimular la inversión, la producción y controlar la inflación.

Este paquete de ajustes es la apuesta de Maduro para hacerle frente a la supuesta «guerra económica» que asegura que le hacen los empresarios, pero es igualmente insuficiente a ojos de economistas que ponen el foco en la magnitud de la crisis y destacan sus signos más fuertes como el hambre y el desabastecimiento generalizado.

Si bien hay otros anuncios como la despenalización de ilícitos cambiarios en un país regido por el control estatal de divisas desde hace 15 años y la puesta en marcha de dos unidades contables, los ciudadanos están  más preocupados por el apagón electrónico que comenzará esta noche.

Este hecho los dejará sin poder hacer ninguna transacción financiera al menos durante las diez horas previas a la puesta en marcha de la reconversión, que será además en un día declarado no laborable y con los bancos cerrados.

Mientras unos 5.000.000 de venezolanos están en alerta roja por la crecida de ríos, otros tres millones no tienen electricidad estable desde hace una semana y a la totalidad de la población le tocan los embates de la crisis, el gobierno pregona su promesa de recuperación económica. 


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