El presidente del Consejo Tachirense del Pan (CTP), Gabriel Ayala, indicó que el sector que agrupa 1.150 panaderías en la entidad no dispone de  materia prima como: harina de trigo, azúcar y grasa para hacer el pan. 

Ayala manifestó que requieren de 2.000 toneladas adicionales de trigo al mes para elaborar el pan de jamón y demás productos que se consumen en la temporada navideña. Retomó el término utilizado por la Superintendencia Nacional de Gestión Agroalimentaria (Sunagro) para referirse a las irregularidades en ventas y despachos del trigo para procesar en panificadoras: cartel de la harina

“En el mercado de Táriba, los plataneros tienen harina de trigo y nosotros en nuestras unidades de producción no tenemos y es la misma harina venezolana. De verdad es un cartel porque una harina que vale Bs 25.000 y alguien la vende en Bs 1.000.000 o sencillamente la saca del saco para empacarla en un saco colombiano y hace una millonada. Eso es más productivo que la droga. Si hay un cartel de la harina”, expuso el vocero del gremio panadero. El saco de 45 kilos de harina nacional ha llegado a venderse hasta en Bs 1.300.000 bolívares según panaderos consultados

“Sunagro es el que asigna la materia primera y dice a quién y a cuántos les da con un criterio  a discreción que no ha sido consultado con las organizaciones que hacen vida en el Táchira. Le dan más al que menos necesita y lo vuelven corrupto porque si alguien no puede procesar la harina, sencillamente la va a vender. Y de hecho la están vendiendo porque nos llaman para ofrecernos.

El estadoTáchira requiere de 4.500 toneladas mensuales para que funcionen las 1.150 pequeñas, medianas y grandes panaderías. Sin embargo, solo les están despachando el 10% de esta cantidad, es decir, 391 kilos del producto para cada unidad de producción. Por la temporada, requieren 2.000 toneladas adicionales.

Ayala señaló que hace un mes sacaron el costo del pan de jamón y este fue estimado en Bs 80.000. A la fecha, el producto supera los Bs 160.000.

Opciones

Germán Colmenares tiene una pequeña panadería en el municipio Torbe. Debió cerrarla porque los costos no le daban para producir y mantenerla operativa, por lo que se dedicó a otras cosas.

“Hay cosas que uno no quiere hacer y le toca para no morirse de hambre. No he llegado al extremo de robar ni quiero. A uno le toca bachaquear algo para ver si lleva el sustento a la casa”, dijo el hombre.


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