Comerciantes minoristas de ropa han tenido que comenzar a vender alimentos para poder subsistir debido a que la venta de vestimenta ha bajado 95% en los mercados del estado Vargas.

El comerciante Henry Ramírez explicó que una docena de pantalones al mayor puede costar 26 millones de bolívares, mientras que una de camisas puede alcanzar los 14 millones de bolívares, reseñó La Verdad de Vargas.

Muchos de los vendedores deben alquilar o pedir prestado el punto de venta a otros comerciantes, lo que agrava su situación.

La importación de la ropa es prácticamente inexistente, por lo que no hay variedad para los compradores. Las telas, las pinturas e hilos tampoco se consiguen. “Invertir en nueva mercancía es perder dinero y tiempo porque son muy pocas las personas que tienen para adquirir ropa nueva”, comentó Ramírez.

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