Colas de más de 3 kilómetros en las estaciones de servicio que funcionan en San Cristóbal y las dificultades para comprar combustible han propiciado la venta clandestina de gasolina. La pimpina (envase de 20 litros) es vendida entre 20.000 y 75.000 bolívares, lo que equivale a 1.000 y 3.750 bolívares el litro, respectivamente.  

José Leal es médico y debe salir los fines de semana de San Cristóbal para atender pacientes en la zona de frontera. Las largas colas en las gasolineras y la incertidumbre por la llegada de la cisterna lo llevaron a comprar el combustible en el mercado negro para poder cumplir con su trabajo. “Me cobraron la pimpina en 75.000 bolívares y los tuve que pagar porque tenía pacientes esperando”, dijo.

Al comerciante Luis José Gómez se le averió el vehículo. Un cuñado le prestó un carro mientras buscaba los repuestos para la reparación, con el compromiso de que se lo devolviera con el tanque lleno de gasolina.

“Era imposible hacer esas colas y tuve que comprar dos pimpinas en 20.000 bolívares cada una. No podía devolver el carro vacío”, indicó. Ni Gómez ni Leal precisaron si la gasolina era de 91 o de 95 octanos.

El litro de combustible bachaqueado vale 11 veces más que el precio establecido en las Estaciones de Servicio Alternativas, que es de 330 bolívares por litro, y 5 veces más que en las Estaciones Especiales Exclusivas, que está en 742 bolívares el litro. Estas gasolineras funcionan en Táchira junto con las estaciones de servicio reguladas.

Tanto en las ESA como en las TripleE se puede comprar gasolina sin tener el tag o el código de barras que asignó Petróleos de Venezuela a los habitantes del Táchira para comprar combustible desde octubre de 2010.

El gobernador del Táchira, José Vielma Mora, aseguró que la interrupción en el despacho de etanol a Venezuela para elaborar la gasolina se debe a los terremotos y huracanes. También aseguró que al Táchira han dejado de llegar entre 20 y 35 cisternas con combustible y que la entidad necesita 75 cisternas diarias para abastecer la demanda.

Gerentes de gasolineras consultados señalaron que les está llegando menos de la mitad del combustible requerido para cada estación de servicio. Uno de ellos, quien pidió no ser identificado, relató que si a la semana le llegaban cinco cisternas con gasolina y diésel, ahora le llegan solo dos o tres.

La mayoría de las gasolineras permanece cerrada y pocas son las que abastecen, lo que causa que conductores de municipios cercanos se trasladen hacia San Cristóbal para comprar gasolina.

Rumbo a Colombia. Pese al cierre de la frontera, al departamento colombiano de Norte de Santander, limítrofe con Táchira, pasan aproximadamente 3.000.000 de galones de combustible venezolano para surtir a los vehículos de esa localidad, según voceros gubernamentales del vecino país.

En las gasolineras colombianas el litro de gasolina de 87 octanos cuesta 1.640 pesos, que equivale a 14.900 bolívares al cambio en la frontera. La gasolina venezolana de 91 octanos de contrabando que se vende por galones (3,785 litros el envase) pasó de 20.000 pesos a 40.000 pesos, lo que equivale a 96.000 bolívares el litro.

Fuentes vinculadas al transporte de combustible advirtieron que la gasolina continuará saliendo hacia Colombia por Guarumito, en el municipio Ayacucho; por Boca de Grita, en el municipio García de Hevia y por las localidades de San Antonio y Ureña, en los municipios Bolívar y Pedro María Ureña, ante la falta de vigilancia y control por parte de las autoridades.

Juan Requesens, diputado a la Asamblea Nacional por la entidad andina, acusó directamente a Vielma Mora de ser el responsable del contrabando de combustible hacia Colombia y más cuando la frontera está cerrada.


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