Las neveras de los mercados municipales están surtidas de pollo y carne, pero a unos precios que dejan sin aliento a los consumidores. Ayer el lomito superaba el medio millón de bolívares en Chacao:  550.000 bolívares. El kilo de pulpa lo vendían en420.000 y el de solomo en 450.000 bolívares.

Un consumidor que esperaba para pagar dos kilos de pollo en un puesto cercano expresó: “En septiembre yo pude comprar diez kilos de carne y cuatro pollos enteros para un mes, y ahora el dinero solo me alcanzó para dos kilos de carne y un kilo de milanesa”.

Un pollo molido costaba 450.000 bolívares, el muslo 235.000 bolívares y la pechuga 285.000 bolívares (con hueso) y 422.000 bolívares (sin hueso). Los precios impresionaron a Fernanda Gutiérrez, que llevaba 20 días sin tener pollo ni carne en su hogar. El presupuesto le alcanzó para comprar 2 muslos, cuyo pellejo se lo entregó a un niño que pedía comida.

En el mercado de Quinta Crespo el kilo de muslo costaba 230.000 bolívares y un pollo completo (2,5 kilos) 537.500 bolívares. El kilo de pechuga se conseguía  en 250.000 bolívares, cuando a inicios de enero estaba en 170.000 bolívares; es decir, un alza de 47% en menos de un mes.

“Aumentan cada vez que sube el dólar”, dijo el vendedor. Aseguró que los consumidores prefieren comprar pata de pollo e hígado. “Lo que se botaba antes”, añadió.

Contó que han tenido problemas con el despacho. Antes pedía 50 cestas de pollo y las pagaba a crédito, pero desde diciembre los proveedores empezaron a exigir que los pagos se hagan de contado. “Ahora si pido cinco cestas (160 kilos) debemos pagar 28 millones de bolívares”.

La carne reapareció en Quinta Crespo después de 2 meses, desde que la Superintendencia Nacional para la Defensa de los Derechos Socioeconómicos reguló el kilo en 41.000 bolívares. Una vendedora aseguró que les llegó hace 2 semanas porque los administradores del mercado conversaron con los proveedores. Comercializaba el lomito en 370.000 bolívares, la punta trasera en 350.000 bolívares y muchacho y ganso en 320.000 bolívares.

“Con esos precios y mi sueldo ya no podré comer”, lamentó Sandra Hernández, profesora con 24 años de graduada. Refirió que la quincena la gastó en dos compras: en la charcutería, donde pagó 399.000 bolívares, y en cuatro bistecs que le costaron 118.460 bolívares. Dijo que ha dejado de comer carne de primera.

Las proteínas de origen animal no son los únicos alimentos que han desaparecido de la mesa del venezolano. “Nosotros dejamos de comer zanahoria, papas, cebollas y tomates, y eso que antes comprábamos hasta tres veces a la semana”, expresó Julio Martínez, que se encontraba con dos parientes.

El kilo de zanahoria costaba 60.000 bolívares, el de papa 44.000 bolívares, el de cebolla 180.000 bolívares y el de tomate manzano 40.000 bolívares en Quinta Crespo.

“¿Sabe qué es feo? Acostarse sin comer”, afirmó Martínez. La nuera, que estaba con él, agregó. “O come la niña o comemos nosotros. Pero prefiero que ella coma porque uno es grande y aguanta”.

Un kilo de pimentón se conseguía en 120.000 bolívares, el de yuca en 24.000 bolívares y la coliflor en 50.000 bolívares.

Los precios de las proteínas de origen vegetal también alcanzaron niveles exorbitantes. El kilo de caraotas negras estaba en 165.000 bolívares, el de rojas en 245.000 bolívares, el de lentejas en 340.000 bolívares y los frijoles en 175.000 bolívares en Quinta Crespo. La vendedora indicó que las ventas están malas. “En diciembre yo vendí hasta 4 millones diarios, pero ahora vendo 500.000 bolívares cada día”, apuntó.

Cifra:

550.000 cuesta el lomito en el mercado municipal de Chacao. En Quinta Crespo 370.000 bolívares y el muchacho y ganso 320.000 bolívares


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