Las recientes inundaciones que se han registrado en el estado Bolívar a causa de la crecida de los ríos Orinoco y Caroní, que afectan a miles de familias venezolanas, podrían ser consecuencia de la mala administración y el manejo irresponsable del embalse Guri.

De acuerdo con investigaciones de el Correo del Caroní, antes de que se construyera el embalse, regular el caudal del río Caroní, que desemboca en el Orinoco, no era posible. Para ese momento ambos ríos de unían naturalmente y el tamaño de su caudal variaba y crecía considerablemente en la época de lluvia.

Cuando se terminó el embalse, el tamaño del caudal de ambos ríos quedó regulado por la cantidad de agua que se turbina y por la cantidad de agua que se descarga por los aliviaderos del mismo.

Desde el año 2001, por orden del gobierno, la represa comenzó a operarse explotando su producción para poder abastecer a la población de energía eléctrica. A partir de 2009 se establecieron racionamientos debido a las bajas cotas del embalse, producto de la sobreexplotación de años anteriores.

La baja demanda de servicio eléctrico

Para el año 2018, las críticas condiciones socioeconómicas provocaron el desplome de consumo de electricidad en el país. Debido a esto, y a una  hidrología favorable, el embalse del Guri alcanzó una cota muy alta y las autoridades decidieron descargar una importante cantidad de agua que hizo que el caudal de los ríos Orinoco y Caroní incrementara considerablemente.

La operación irresponsable del embalse por parte de las autoridades de Corpoelec afecta a miles de ciudadanos que habitan en zonas aledañas por las inundaciones que se producen.

Más información en Correo del Caroní


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