«Por el camino que vamos 2017 será un nuevo año de caída de la producción agrícola», afirmó Aquiles Hopkins, recién nombrado presidente de la Confederación de Asociaciones de Productores Agropecuarios. Advirtió que esta situación agudizará la escasez y el desabastecimiento de alimentos. 

Hopkins aseguró que la crisis se ha visto agravada por la disminución de los ingresos por renta petrolera. «En el pasado la escasez se tapaba con importaciones. Hoy en día tenemos otra realidad y las consecuencias las paga el pueblo venezolano», afirmó. 

De acuerdo con la última encuesta de Hercon Consultores, 38,1% de los venezolanos considera el desabastecimiento y la escasez como el principal problema que afecta a la población, por encima de la inseguridad y el alto costo de la vida. El declive en la producción de alimentos no permitirá que a corto plazo cambie esta realidad. 

Datos de Fedeagro confirman el deteriorado estado en el que se encuentra el campo venezolano. En los Andes, por ejemplo, solo se pudo sembrar 25% de la superficie que generalmente se cultiva para hortalizas. En el eje Guárico-Sur de Aragua, donde se producía 30% de la cebolla del país, el tomate industrial y el pimentón, hubo una caída cercana a 90% de la superficie sembrada. Antes se cultivaban 4.000 hectáreas y, en este momento, la superficie sembrada ronda las 300 hectáreas. 

En cuanto al maíz, se tienen semillas para abarcar 250.000 hectáreas. Está asim ismo contratada una semilla que va a llegar durante todo mayo, con lo que puede alcanzar una disponibilidad para sembrar hasta 450.000 hectáreas. 

De maíz blanco solo se produce 25% del requerimiento del país. Solo una de cuatro arepas consumidas es de producción nacional. 

En el caso del arroz, solamente se cubrió 40% del consumo nacional, lo que representa alrededor de 50 0.0 0 0 toneladas de arroz paddy, pero el consumo está por el orden 1.200.000 toneladas. Hasta hace 10 años se exportaba arroz a Colombia. 

De café se llegaron a exportar hasta 200.000 quintales al año. 

En este momento se consumen de 1.600.000 y, en el mejor de los casos, se producen 500.000 quintales. De azúcar se produjo 70% del consumo nacional. 

Hoy en día se cubre 20%, lo que significa que solo una de cinco cucharadas de azúcar es producida en Venezuela. 

«La política agrícola ha sido desacertada y ha impulsado la caída de la producción. Y esta caída es lo que está potenciando la escasez y el desabastecimiento. Y además impulsan la inflación por una razón muy simple: como no se consiguen los productos, entonces quien lo tiene le pone el precio que le da la gana», aclaró Hopkins. 

Recordó que en el pasado reciente advirtieron que el remedio para combatir la crisis agroalimentaria era recuperar la producción nacional. 

Dirección correcta

 
El presidente de Fedeagro exhortó al gobierno a tomar de inmediato medidas en la dirección correcta. «La primera es devolver al sector privado el espacio que en algún momento ocupó. El monopolio del Estado ­que encabeza Agropatria y tiene que ver con la distribución de semillas y fertilizantes­ le está haciendo un daño terrible a la producción nacional de alimentos». 

Para Hopkins, el sector privado tiene que volver a tener el papel que en el pasado tenía: ofrecer productos a los agricultores, agroquímicos, semillas, repuestos, maquinaria, asistencia técnica y capacitación a los productores. «Todo eso se perdió. El monopolio es nocivo». 

En segundo lugar, pidió una política comercial que permita la rentabilidad. «No es posible que impongas un control de precios que te pone a producir alimentos a pérdida. Cuando tú condenas a un sector productivo la consecuencia inmediata es la caída de la producción. El congelamiento de los precios es la profundización del error». 

La tercera medida que se debe tomar con carácter de urgencia es el respeto a la propiedad privada. «Que exista libertad y democracia para poder trabajar, que se genere confianza en los sectores productivos. Atropellándolos, amenazándolos no vamos a lograr absolutamente nada. Hay que devolver la tranquilidad al campo venezolano». 

Otro aspecto tiene que ver con el combate de la inseguridad. «La seguridad rural debe ser el vértice de la política agrícola del futuro. Se debe combatir la inseguridad, generar tranquilidad y eliminar la zozobra que está causando la delincuencia, para que los productores agropecuarios podamos volver a labrar la tierra y hacer lo que en el pasado se hacía». 

Hopkins subrayó que el Estado debe ser gestor de una política que se ocupe de la recuperación y no pretender asumir también la producción y la distribución. «Centralizando e incrementando el monopolio no se va a solucionar el problema, lo que se hace es profundizar el error y la consecuencia será mayor caída de la producción». 

Criticó la inversión que hizo el gobierno de seis millardos de dólares en los Comités Locales de Abastecimiento y Producción. «Eso lo que debería darles es vergüenza. Por cada dólar que invirtamos en producción nacional ahorramos cinco dólares en importaciones, más allá de los empleos que generamos, del impacto en las zonas rurales y del efecto multiplicador en la economía». 

Indicó que con esos seis millardos de dólares que se invirtieron en los CLAP se pudieron producir el equivalente en 30.000 millones de dólares en alimentos. «Con eso le podíamos haber dado comida al país por tres años. Todo eso que traen esas cajas lo producíamos en Venezuela. Lo que pasa es que se están privilegiando los intereses de algunos particulares por encima del interés real del país, que es la recuperación de la producción como único camino para enfrentar la escasez y el desabastecimiento de alimentos». 


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