“En Venezuela no se sabe qué es comer una hallaca desde que Chávez murió”, expresó Keyla en el mercado de Quinta Crespo, quien hacía una cola para comprar pollo regulado, y dijo que el sueldo mínimo alcanza para cuatro hallacas, además de que algunos ingredientes básicos escasean.

Por el desabastecimiento y los altos precios de los alimentos, las multisápidas no podrán degustarse durante la temporada navideña. Elaborarlas este año con la receta tradicional se llevará por delante los aguinaldos y las utilidades. Para el jueves 8 de noviembre, la preparación de una sola costaba 381,2 bolívares, lo que representa gastar el equivalente a 6,35 días de sueldo mínimo. El año pasado el precio por unidad fue de 20.600 bolívares del cono anterior o 2,06 bolívares soberanos; es decir, que el costo subió 18.405% en un año.

Con los precios consultados el jueves pasado, la elaboración de 50 hallacas requería gastar 19.060 bolívares soberanos; es decir, 10,58 salarios mínimos vigentes. Al comparar los costos con igual fecha del año pasado, cuando la preparación de ese total representaba un total de 1.058.700 bolívares fuertes –10,58 bolívares soberanos– se observa un incremento de 180.051,2%, con la salvedad de que en esta ocasión se incluyen solo los ingredientes disponibles en establecimientos de Caracas.

La carne de res y el pollo son dos de los principales productos que están comprometidos, pues prácticamente desaparecieron en los expendios desde comienzos de septiembre. Solo de manera intermitente han aparecido en mercados municipales, pero a precios regulados, y sería cuestión de suerte que la oferta alcance para todos los consumidores que esperan en la cola.

El jueves al mediodía, una expendedora de pollo en Quinta Crespo vendió el kilo a 78 bolívares, monto publicado el 22 de agosto en la Gaceta Oficial N° 6397 Extraordinario. Ese día fue la primera vez que les llegó luego de un mes, afirmaron los comerciantes. En el mercado municipal no había carne de res. Tenían cochino y lo vendían a un precio que está a punto de alcanzar el ingreso mínimo: 1.550 bolívares. En el mercado tampoco había gallina, tocino, huevos, harina precocida de maíz, ni aceite.

En las afueras de Quinta Crespo, y ante funcionarios de la GNB, los bachaqueros ofrecían sin disimulo estos últimos 3 productos. El cartón con 30 unidades costaba 640 bolívares soberanos; un kilo de harina precocida de maíz, 250 bolívares, y un litro de aceite, 230 bolívares, solo en efectivo.
 
Navidades austeras. Óscar Meza, director del Centro de documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros, expresó que esta temporada navideña será mucho más precaria que las anteriores, entre otras razones porque la escasez de alimentos no se va a solucionar en los próximos días y los precios de los productos que se consiguen continuarán incrementándose.

“Si una persona elaboraba 50 hallacas, ahora solo podrá preparar 30 o la mitad. Las familias están acumulando los productos que se pueden guardar y luego, en una especie de colaboración, compran lo que es más caro, como la carne. Sin duda, va a haber una disminución en la cantidad y probablemente en la calidad”, dijo.

Para el encargado de un puesto dentro del mercado, estas navidades serán peores. Advierte que los consumidores solo compran gramos de insumos e intuye, como ha pasado en los últimos años, que las personas lamentablemente disminuirán la cantidad del tradicional plato navideño. “Me siento por el piso. Mis tres niños no tendrán regalos del Niño Jesús”, agregó.

El director del Cendas advirtió, como sucedió en 2017, que la gente hará colas para adquirir los alimentos de consumo diario y harán el esfuerzo para comprar algunos productos para mantener la tradición en una mínima proporción. “Estas navidades no tendrán ese hálito de goce, de fiesta, sino que serán bastante tristes, con ese tono comunista, de nostalgia por lo que alguna vez se tuvo”.

Además, las perspectivas de las importaciones navideñas para este año no son muy alentadoras, pues registran una caída de 90% en los últimos cuatro años por el poco acceso a las divisas, afirmó Eduardo Quintana, presidente de Fedecámaras-Vargas. “Atrás quedó la importación de productos como aceitunas, alcaparras, melocotones, pasas, cerezas, entre otros”, dijo.

El empresario agregó: “Algunos importadores privados, con sus recursos, traen algunos artículos para mantener la tradición, el trabajo y tratar de hacer feliz visualmente a la gente”.  

Alicia López, profesora con posgrado y doctorado, jubilada del Ministerio de Educación, tampoco ve con optimismo este fin de año. Se hallaba en Quinta Crespo cuando expresó que no puede comprar nada con los 1.800 bolívares que percibe. “Estoy pelando. Con ese sueldo el gobierno nos quitó los contratos colectivos, los méritos y todo el esfuerzo durante tanto tiempo de servicio”, expresó. Optó por averiguar, primero, por los precios del onoto y de frutos, como las pasas y las aceitunas, y después verá cómo adquirirá la carne de res.

EL DATO
Una emprendedora tiene un negocio familiar en su propio terreno donde siembra cambur y plátano dentro del proyecto Ecovida, en Barlovento, estado Miranda. Ofrece paquetes de hojas seleccionadas (base, camisa y amarre) para la elaboración de 50 hallacas a 350 bolívares soberanos cada paquete. También hay entrega a domicilio por 50 bolívares soberanos adicionales adicionales.


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