Los coloridos y creativos carnavales, como los conocían los venezolanos se han visto opacados por prioridades más inmediatas. Era habitual encontrarse con vitrinas llenas de disfraces propios del asueto, ahora son muy pocas las tiendas que ofrecen variedad para los pequeños, que son los protagonistas de estas fechas.

La encargada de una tienda en El Silencio muestra su cuaderno con ventas de 2017, en el que se reflejan cerca de 100 disfraces vendidos por día, mientras que en las páginas de este año se observan entre 10 y 15 ventas. “En años anteriores las ventas eran más altas y los precios no eran tan elevados. Ahora descienden las ventas, pero los precios se incrementan”, dijo.

Han tenido que bajar la cantidad de pedidos que hacían debido a los precios que ofrecen los proveedores. “Antes, yo pedía 12 unidades de algún modelo, ahora solo se piden 4”, añadió.

Trabajan con lo que disponen en inventario y no tienen opción de reponer los modelos más demandados. “No tenemos reposición de tallas porque no hay en las fábricas. El pedido inicial es lo que se vende. Lo bueno es que siempre nos queda algo de años anteriores para poder surtir”.

La falta de proveedores y mercancía en las fábricas han incidido en el precio final al consumidor y en las bajas ventas. Los disfraces para bebés están en 545.000 bolívares en promedio. Hace un año se podían encontrar en 40.000 bolívares, lo que representa un alza de 1.262,5% en un año. Para los niños de entre 4 años y 8 años de edad el precio de los disfraces está alrededor de 1.250.000 bolívares, mientras que el año pasado se conseguían en 60.000 bolívares, el repunte equivale a 1.983,33%.

Una madre con sus dos hijas, que se encontraba mirando la vitrina de una tienda en el centro de Caracas, expresó: “Yo acostumbro a disfrazarlas. He visitado nueve tiendas para comparar precios a ver qué me sale más barato, comprarlo o hacerlo porque los precios son altos y los de las telas también”.

El encargado de una tienda en un centro comercial en el sureste de Caracas indicó que la gente compara y evalúa precios antes de hacer la compra. “Los clientes ven los precios, comentan y luego deciden. Ellos no hacen compras al momento”, dijo.

A pesar de la situación económica, afirmó, los padres siempre buscan la manera de comprar algo para disfrazar a sus hijos en estas fechas, pero la diferencia con respecto a otros años es palpable. “Hace un año se vendían, fácilmente, hasta 2.000 disfraces en temporada. Ahora, calculo que hemos vendido unos 800 en promedio”, señaló.

Una consumidora que detallaba un traje, expresó: “Voy a disfrazar a mi hijo porque es su primer año, y creo que los precios están asequibles en medio de todo. Consulté por Internet y allí están mucho más caros”.


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