“Son cuentos chinos”, dice Luisa Fermín sobre el éxito que promete el presidente Nicolás Maduro al eliminar tres ceros a la moneda y emitir nuevos billetes que reemplazarán a los que devoró la inflación en solo año y medio.

La desconfianza es palpable. Aún está fresco el caótico lanzamiento de la actual familia de monedas y billetes, en diciembre de 2016, con protestas que dejaron cuatro muertos y cientos de comercios saqueados.

Con desbordado optimismo, Maduro aseguró que la medida que entrará en vigencia el 4 de junio dinamizará la economía -que encadena cuatro años de recesión-, pues le “garantizará” a la gente realizar sus actividades comerciales.

Ese intercambio se ve afectado por la escasez de efectivo producto de la imposibilidad de imprimir dinero al ritmo de la hiperinflación, que el Fondo Monetario Internacional (FMI) proyecta en 13.000% para 2018.

“Ya Chávez quitó tres ceros y Maduro, tres ceros más. Un millón nos queda en un bolívar. Son cuentos chinos”, comentó a la AFP Luisa mientras hacía una larga fila en Caracas en busca de alimentos básicos, escasos al igual que las medicinas.

Hace una década, el fallecido mandatario Hugo Chávez lanzó el “bolívar fuerte” en una reconversión monetaria similar a la anunciada por Maduro el jueves, pero el avance voraz de los precios lo diluyó.

Ahora Maduro, quien aspira a ser reelegido el 20 de mayo, apuesta por el “bolívar soberano” y sataniza la propuesta de su mayor contrincante, Henri Falcón, de dolarizar la economía.

“Vamos hacia atrás”, se quejó José Palacios, vendedor de huevos en un mercado capitalino.

Un billete de 500 bolívares equivale a 500.000 bolívares de hoy, que no alcanzan para un cartón de 30 huevos. En el negocio de José cuesta 600.000, el doble que en enero pasado.

“MAQUILLAJE”

El nuevo cono monetario abarca monedas de 0.5 y 1 bolívar y billetes de 2, 5, 10, 50, 100, 200 y 500. La máxima denominación vigente es de 100.000 bolívares.

Estos billetes podrían quedar “obsoletos” incluso antes de llegar a las manos de los usuarios, advierten especialistas como Asdrúbal Oliveros.

La razón: siguen sin corregirse los desequilibrios que originan la hiperinflación, entre ellos el control cambiario vigente desde 2003 y el financiamiento por parte del Banco Central de Venezuela (BCV) de un déficit fiscal de 20% del Producto Interno Bruto (PIB).

“Es más un efecto de maquillaje (…). No puedes hacer una reconversión exitosa si no atacas el problema de fondo, que es la hiperinflación”, dijo Oliveros a la AFP.

El bolívar se ha depreciado 92,3% desde el 1 de febrero cuando el gobierno relanzó el sistema de subastas de divisas.

QUEMADOS

Hay dudas además sobre la capacidad del gobierno de poner los billetes en circulación con una renta petrolera mermada, sanciones de Estados Unidos y compromisos de deuda por 8.000 millones de dólares en 2018, con reservas internacionales de apenas 9.500 millones.

Según Oliveros, la reconversión de 2008 costó unos 1.200 millones de dólares.

Cuando lanzó hace 18 meses los billetes que ahora sacará de circulación, Maduro aseguró que le “quemaría las manos” a “mafias” que contrabandean la moneda venezolana hacia la vecina Colombia a las cuales atribuye la escasez de efectivo.

Pero fue la hiperinflación la que hizo cenizas esos billetes. Llegaron con retrasos que provocaron caos y nunca se cubrió la demanda.

Ante la escasez de efectivo muchas personas han tenido que  pagar comisiones de hasta 150% a negociantes informales por efectivo para pagar pequeños gastos como pasajes de bus.

La solución “definitiva (es) ir a un pago 100% por vía de las cuentas digitales”, indicó Maduro, reconociendo implícitamente lo difícil que será garantizar el efectivo.

Esperando clientes en su puesto de huevos, José teme que nada cambie. Cobraba en efectivo en el pasado y ahora depende de operaciones electrónicas.


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