China está preparando una enorme base de datos para evaluar el comportamiento financiero y social de sus ciudadanos que, según algunos observadores, podría acabar degenerando en un mecanismo de control en clave orwelliana.El llamado ?sistema de crédito social?  fue planteado el año pasado por el Consejo de Estado (Ejecutivo), pero había quedado aparcado hasta que esta semana volvió a salir a la luz en un documento del Partido Comunista sobre el decimotercer Plan Quinquenal, que fija los objetivos del país para el próximo lustro. Se trata de una iniciativa que busca dotar al gigante asiático de una herramienta para medir el grado de fiabilidad de cada individuo a la hora de devolver créditos recibidos, algo que ya existe en muchos países democráticos. El régimen comunista, sin embargo, no oculta que quiere darle un sentido más amplio y recoger información sobre las actividades administrativas, comerciales, sociales y judiciales de sus ciudadanos, según se desprende del borrador presentado el año pasado por el Gobierno. A juicio de la directora de la firma de análisis J Capital Research, Anne Stevenson-Yang, este proyecto supone recuperar los sistemas de control social de la época maoísta (1949-1976), desfasados a raíz de las reformas introducidas a partir de finales de los 70.


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