Luego de cuatro reuniones realizadas a lo largo de dos meses, el viernes pasado los productores y el gobierno coincidieron en establecer el precio de venta al público del kilo de carne de res en 41.000 bolívares. “Este acuerdo es muy positivo porque se garantiza que no habrá escasez”, informó ayer el presidente de la Federación Nacional de Ganaderos, Carlos Albornoz.

El representante de Fedenaga destacó que dentro del nuevo esquema de precios quedaron liberados los cortes parrilleros (punta, solomo y lomito) de la carne. Indicó que las acciones compulsivas de los últimos días por parte de las autoridades en los comercios al ordenar precios muy por debajo de los costos y la confiscación en varios centros de producción, prendió las alarmas en toda la cadena del sector.

En este contexto, Albornoz señaló que la matanza de toros y vacas se redujo a 1.600 animales cuando generalmente se beneficiaban entre 20.000 y 30.000 reses. El viernes también se establecieron los precios para la carne en pie y en canal de 13.000 bolívares y 26.000 bolívares (vaca) y 14.000 bolívares y 18.000 bolívares (toro).

Albornoz refirió que la producción de carne “es como una cosecha” pues se deben esperar desde 4 años hasta 9 años para beneficiar a un toro y a una vaca, respectivamente. Resaltó que en la reunión pasada estuvieron el presidente de la Superintendencia Nacional para la Defensa de los Derechos Socioeconómicos, William Contreras, y representantes del Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas para acordar los mecanismos tendentes a garantizar el suministro regular de la carne a los consumidores.

Reveló que el próximo 13 de diciembre las partes se reunirán nuevamente para reevaluar la estructura de costos y avanzar en las políticas que permitan superar la difícil situación económica del sector. El presidente de Fedenaga insistió en que el éxito de la medida acordada depende de corregir irregularidades como el contrabando de extracción por las fronteras que oscila entre 106.000 y 130.000 animales.

Otro problema es la caída del consumo de carne de res, pollo y cerdo por parte de la población como consecuencia de la pérdida del poder adquisitivo de los venezolanos frente a la elevada inflación. Albornoz anotó que el consumo promedio per cápita de proteína animal bajó en Venezuela de 81-82 kilos en 2012 a 33-34 kilos en 2016.


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