En noviembre de 2017 Venezuela recibió una noticia preocupante: la firma Econométrica informó que en octubre de ese año la inflación fue de 50,6%. Oficialmente, el país entró por primera vez en su historia en un proceso hiperinflacionario al superar la cifra mínima (50%) establecida por el economista Philip Cagan en 1956. Desde entonces el venezolano ha perdido su poder adquisitivo a una velocidad vertiginosa.

Masiel Malavé, empleada del Ministerio de Salud con 35 años de servicio, gana 2.150 bolívares soberanos, que serían 215 millones de bolívares del cono anterior. Con ese ingreso, asegura, solo puede adquirir 3 pollos de 1,5 kilos y pocos vegetales.

“Gracias a Dios que mi hija gana en dólares y con eso compensamos, si no tuviera que tener tres trabajos como mis compañeras. Sin embargo, no podemos tener una alimentación ni una calidad de vida buenas”, expresó.

El diputado Ángel Alvarado, miembro de la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional, aseguró que la hiperinflación es una expropiación silenciosa del salario del trabajador y una descapitalización de la economía, motivo por el cual los niveles de pobreza actualmente pasan de 90%.

“Lo que vive Venezuela es un desastre y un cataclismo económico no por causas bélicas, como una guerra o un huracán, sino exclusivamente por un modelo económico corrupto y expropiador que es el socialismo del siglo XXI”, agregó

La hiperinflación en Venezuela es una de las peores que se ha registrado hasta ahora, tanto que para este mes el Parlamento prevé que la tasa interanual estará por encima de 1.000.000%. En septiembre la tasa se ubicó en 233,3%. La diaria fue de 4%.

El alza acelerado de los precios, consecuencia en gran medida de la emisión de dinero inorgánico y del descenso de bienes en el mercado por la caída de la producción, ha generado consecuencias devastadoras. El economista Víctor Álvarez aseveró que la hiperinflación ha tenido un efecto voraz sobre los ingresos familiares, lo que ha traído un empobrecimiento generalizado de la sociedad.

Su colega Luis Oliveros afirmó que entre septiembre 2017-septiembre 2018 el salario mínimo integral –sueldo base y bono de alimentación– subió 60.636%: aumentó de 3,26 (325.544 del cono anterior) a 1.980 bolívares. En este período, la inflación registró un alza de 488.865%, lo que provocó una caída de 87,71% del poder adquisitivo de ese ingreso. “Hoy el salario mínimo integral debería estar en 16.110 bolívares para comprar lo mismo que se compraba en septiembre del año pasado”, apuntó.

Henkel García, analista financiero y director de Econométrica, calculó que de octubre 2017-octubre 2018 el poder de compra del ingreso medio cayó entre 75% y 80%. “La hiperinflación arrasa con todo: con los inventarios por no poder reponerlos, con la producción al hacer a las empresas inviables financieramente; y se lleva por delante el poder de compra del salario y de los bolívares en circulación”, enumeró.

Judith, profesional jubilada, da fe de ello. “En el último año la calidad de vida de mi familia se vino abajo por la hiperinflación”. Con su ingreso y el de su esposo mantenían un buen nivel de vida: apartamentos en el este de Caracas y en la playa, dos vehículos, un resort en Margarita, viajes al exterior y una hija estudiando en una universidad privada.

Ahora tuvieron que vender uno de los carros porque no pudieron costear su reparación. La pensión que recibe Palacios solo le alcanza para pagar los dos condominios y el mantenimiento del resort. “He tenido que trabajar de gestora y vender productos de limpieza por comisión. Mi esposo, además de su trabajo,  hace carreras de taxi al aeropuerto a conocidos para completar el pago de nuestros gastos básicos mensuales”, contó.

Cuando va al supermercado escoge las marcas más económicas. “Ya no compra por kilo, sino por gramos. Según el Centro de Documentación y Análisis para los Trabajadores, el precio de la canasta alimentaria familiar varió de 3.918.341,25 bolívares en octubre de 2017 a 1.168.869.701,10 bolívares en agosto de 2018, lo que representa un aumento de 29.730,7%.

¿Qué hacer? El gobierno, en vez de aplicar medidas antiinflacionarias con su “programa de recuperación económica” ha hecho todo lo contrario. A pesar de que Maduro prometió una disciplina fiscal, la emisión de dinero inorgánico alcanzó cifras históricas. Solo en la semana del 7 al 14 de septiembre la liquidez repuntó 28,08%, un récord en el país, por lo que ha habido un recrudecimiento del alza de los precios.

“Tenemos un presidente que no tiene ninguna idea de cómo resolver el problema, le dice a la gente que ahorre en petros y en lingotes de oro”, citó Alvarado. Calculó que en los 55 días que han pasado desde la reconversión monetaria, el billete de mayor denominación, 500 bolívares, ahora vale 58 bolívares.

Sin embargo, es posible frenar la hiperinflación y a corto plazo. Álvarez dijo que para eso hay que trabajar en dos grandes líneas. Explicó que la primera sería atacar los mecanismos generadores del fenómeno, que tienen que ver con el colapso del aparato productivo, a través de una política de reactivación agrícola e industrial. Se tendría que elaborar un plan de financiamiento a bajas tasas de interés, largos plazos y garantías flexibles, además de reorientar todos los recursos que el gobierno destina a importaciones.

En esa primera línea también debería haber un programa de suministro de materia prima e insumos al sector productivo e implementar incentivos fiscales para las nuevas inversiones, el fortalecimiento de capacidades tecnológicas y la repatriación del capital humano que se ha ido, indicó.

La segunda línea consiste en atacar los factores que propician la hiperinflación mediante la reducción del gasto militar, el ajuste del precio de la gasolina y de las tarifas de los servicios y la erradicación del financiamiento del déficit de empresas públicas con emisiones de dinero.

Pero si el Ejecutivo no toma las medidas adecuadas, al ritmo en el que avanza la inflación, 2018 podría cerrar con una tasa de 4.292.102%, según el Parlamento.


Para aliviar el alza de precios

Comprar hoy. El economista Henkel García sugiere comprar por adelantado bienes y productos, sobre todo alimentos porque son los que suben más rápido. Añade que la hiperinflación diluirá en noviembre el poder adquisitivo del sueldo mínimo.

Pedir préstamos. Acudir al crédito bancario permite obtener dinero para invertir o comprar porque los intereses son más bajos que la tasa de inflación. Por esa razón, García recomienda usar las tarjetas de crédito.

Divisas fuertes. Frente a la depreciación acelerada del bolívar por la devaluación conviene comprar monedas más fuertes que la venezolana. Además del dólar y el euro, es atractivo comprar pesos colombianos y reales brasileños.

Ingresos adicionales. Generar ingresos extras al empleo habitual como cocinando, elaborando dulces, haciendo informes y redacción de documentos es otra alternativa. También están las páginas web con ofertas de trabajo a destajo y que pagan en dólares.



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