Un scout de avanzada de la LVBP observaba a distancia a Freddy García, mientras lo apuntaba con la delatora pistola de velocidad. Ya había detectado algunos envíos mañosos en el curtido lanzador, que para ese momento lucía el uniforme de Tigres de Aragua. Pero, aunque los datos ya eran de utilidad, el veedor estaba ansioso por ver una recta. Al fin el envío rápido hizo su aparición. Los dígitos marcaron las 84 millas por hora.

La rapidez hizo posible precisar con exactitud el momento cumbre para García, que ocurrió en 2005, cuando ayudó a los Medias Blancas de Chicago de Oswaldo Guillén a ganar la Serie Mundial. Se puede decir que eso sucedió hace 13 años atrás y 9 millas más en el brazo.

Aquel serpentinero, ya maduro pero todavía joven por sus 28 primaveras, no era el mismo venerable de hoy día. Ganó el juego decisivo de la serie divisional contra los Medias Rojas de Boston, y el choque que le dio el título a los patiblancos contra los Astros de Houston, con poder en sus envíos. Ahora, a pesar de que no está en una Serie Mundial, es parte de la final de la LVBP como un refuerzo de Caribes de Anzoátegui, y con la sapiencia de 41 años de edad y 22 como pitcher en el beisbol organizado. Eso no lo puede medir una pistola de velocidad.

El scout de avanzada detectó que la recta del actual García sinkea (no tiene un movimiento plano y baja para inducir rodados). Su cambio también sabe bailar en el aire. La curva es mostrada de vez en cuando. El split-finger lo saca de problemas. Y hay otro lanzamiento que parece moverse como un slider pero que no tiene la velocidad necesaria para ser considerado así; es una de sus armas mortales.

Así García volvió al beisbol venezolano después de un año fuera de la acción. Lo hizo en grande y por eso ganó el Regreso del Año. Fue con esos pitcheos con los que dominó a Leones del Caracas las últimas dos veces que los vio en la postemporada (2 carreras permitidas en 10.0 innings), incluso lanzando en el volátil Puerto La Cruz. Será con ese repertorio con el que se enfrentará esta tarde (5:00 pm) con Cardenales de Lara, en el Antonio Herrera Gutiérrez de Barquisimeto.

Apenas pise el morrito y lance la primera pelota al plato, García se convertirá en el segundo lanzador de mayor edad en abrir en una final del circuito rentado. Según el motor de búsqueda de pelotabinaria.tk, Diego Seguí inició un juego con 42 años, en la final de la temporada 1979-1980, con Leones y casualmente contra Cardenales.

“La diferencia de este año en toda la temporada fue que estuve todo el tiempo con el equipo”, le dijo García a El Nacional. “Pude lanzar consistente. En otros años llegaba y me iba, estaba en eso. Este año estuve allí, consistente, y por eso ando bien”.

No avisa. Jesús Aguilar, inicialista de Leones, advirtió que el tiempo mermó millas en García pero no su confianza en la recta. Obviamente, el envío rápido ya no lo lanza mucho, “pero a veces te lo lanza para sorprender y casi siempre lo hace cuando no lo esperas”, dijo el primera base.

El linaje del Torpedo le evita que se esconda y lo empuja a la agresividad que lo caracterizó en Seattle o Chicago. “Siempre es el mismo plan”, comentó el iniciador. “Son mis cinco pitcheos de siempre. Hay que mantener la bola bajita y ser agresivo. Esto es todo”.

Martínez irá por Lara

Cardenales de Lara también utilizará la experiencia y la maña para retar a los bateadores de Caribes de Anzoátegui. Será el cubano Jorge Martínez el iniciador crepuscular de esta tarde y su desempeño en todo el campeonato le augura problemas a la tribu.

El antillano solo ha permitido una carrera limpia en 12.0 innings en la postemporada, para una minúscula efectividad de 0.75. Es un rendimiento acorde a la ronda regular, en la que fue uno de los lanzadores más dominantes de la liga. Su efectividad de 2.43 en 59.1 episodios, siete victorias y un WHIP de 1.028 le dieron suficientes méritos para quedar de segundo en las votaciones para el Pítcher del Año.

A pesar de su dominio, los aborígenes le hicieron cinco anotaciones merecidas en los 7.2 capítulos en los que los enfrentó.


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