Vencedor por primera vez de una carrera de tres semanas, el neerlandés Tom Dumoulin, con su triunfo en el Giro de Italia, ha ganado confianza cara a ser un futuro vencedor del Tour de Francia, en el que no participará este año.

La ronda francesa debería ser el objetivo a medio plazo del holandés, ya que está en un buen momento.

El corredor del Sunweb pertenece a la generación nacida en 1990. Como el colombiano Nairo Quintana, que le precedió tres años antes en el palmarés del Giro; como el italiano Fabio Aru, que le destronó la víspera de la última etapa en la Vuelta a España de 2015; o como Thibaut Pinot y Romain Bardet, los franceses que están en periodo de expansión.

Si bien ya ha ganado dos veces en el Tour de Francia, con una llegada en montaña (Arcalis) y una contrarreloj (Vallon Pont d’Arc), Dumoulin nunca ha abordado la cita de julio con opciones en la clasificación general. Pero la hora llegará pronto, tal vez en 2018.

Sus puntos fuertes 

Especialista de contrarreloj, el rodador de Maastricht ha ampliado sus opciones en otras categorías a fuerza de concentraciones en altitud y de trabajo específico. «Donde yo vivo (en Kanne, Bélgica, cerca de la frontera holandesa), no hay puertos de montaña», señala. «Voy a menudo a Sierra Nevada y a Tenerife. He aprendido a sufrir».

«Hoy puede ser más fuerte que Quintana en una ascensión corta», estima Pinot, sin que el holandés pierda sus cualidades en las contrarreloj, en las que es uno de los mejores del mundo (segundo en los Juegos de Rio de 2016). En el pasado, otros contrarrelojistas han logrado la Vuelta, el Giro o el Tour.

«No soy el primer especialista que gana una gran vuelta», recuerda Dumoulin. «El primer nombre que me viene a la cabeza es el de Miguel Induráin, Bradley Wiggins también. Pero no quiero hacer comparaciones con el pasado».

Wiggins ganó el Tour en 2012, Induráin lo hizo mejor, igualando el récord de cinco victorias (entre 1991 y 1995) en la ronda francesa. «Es mil veces mejor que yo», estima Dumoulin. Sin embargo, el nivel del holandés en el Giro le autoriza a rivalizar con Quintana y Nibali.

Sus puntos débiles 

En los Tour contemporáneos, la parte de la contrarreloj se ha reducido desde la edición de 2012. Es en principio en la montaña, pero también en las mini-clásicas, que son a veces las etapas de llano o en los pavés, cuando las diferencias se incrementan.

¿Cuánto puede dar de sí Dumoulin en estos terrenos? Si bien su perfil le permite estar en todas las carreras, posee una débil experiencia en las clásicas. Nunca ha optado a la victoria en las grandes y ni siquiera ha corrido la París-Roubaix (una sola participación como neoprofesional en la Vuelta a Flandes).

Para poder ganar el Tour en el horizonte de 2018, el holandés debe disponer de un equipo reforzado. Más allá de los agradecimientos protocolarios, su entorno ha mostrado preocupantes flaquezas en montaña durante el Giro.

Su lugarteniente, el holandés Laurent Ten Dam, insistió en el abandono (debido a una caída) de su compatriota Wilco Kelderman en la novena etapa: «Con Wilco, Tom habría abordado la última contrarreloj ya con la ‘maglia’ rosa».

Pese al prometedor Sam Oomen (21 años), otra esperanza holandesa, Sunweb está lejos de rivalizar con el Sky de Froome y el Movistar de Quintana. Entre bastidores se escucha que el equipo alemán, consciente de la situación, busca fichajes.


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