Cuando una fiera se encuentra enjaulada es fácil reconocer su coraje. A través de gestos o sonidos el espécimen manifiesta su irritación. Era el caso de Miguel Cabrera con los Tigres de Detroit. En el preludio de la temporada bengalí, la ofensiva del venezolano no era el reflejo de lo que ha sido su última década: elevados promedios de bateo, doble dígitos en cuadrangulares y varias decenas de remolcadas.Sin embargo, todo parece cambiar. O al menos eso deja entrever su actuación en los últimas fechas, en el que destacan el par de jonrones que despachó el inicialista en la noche del viernes, obra que le permitió subirse al potro de los .300 por primera vez desde el 9 de abril, última jornada en la que su ofensiva amaneció con un registro superior a la triple centena.El arranque ofensivo del toletero aragüeño en 2016 no fue el mejor. Los albores del calendario presentaron a una fiera domada que alcanzó su punto más álgido el 24 de abril del presente año, jornada en la que Cabrera ubicó su average en un escuálido .206. Frente a ese escenario, el manager Brad Ausmus optó por darle descanso a su principal estrella. Esta decisión, simple y llana, marcaría un antes y un después en la temporada del toletero,  ya  que al día siguiente liberaría su eustrés ?estrés bueno?  al ligar de 4-4 con par de vuelacercas y cuatro carreras fletadas.El real MiguelAunque la novena felina no está viviendo un gran mes de mayo, presenta foja de 6G-12P y se ubica penúltima en la División Central (19-22), el inicialista criollo aprovechó el segundo mes del calendario para maquillar su actuación inicial. En los últimos 18 encuentros, Cabrera ha conectado 24 inatrapables en 67 turnos, en los que destacan un doble, un triple y cuatro tetrabatazos. En ese periplo, la grúa aragüeña remolcó a 12 compañeros y pisó el home en 10 ocasiones. Su mejor acto lo vivió durante la noche del viernes, faena en la que terminó de 5-3 con dos cuadrangulares y tres fletadas, lo que deja pensar que el tigre llegó a su hábitat natural.Cabrera x dosMiguel Cabrera llegó a 35 juegos de dos o más jonrones en las Grandes Ligas, con el par de estacazos que largó el viernes. Con eso, aumentó el récord que posee entre bateadores venezolanos y dio otro paso para cerrar la brecha que le separa de los únicos cinco toleteros activos que le llevan ventaja en tamaña demostración de poder. Andrés Galarraga le escolta entre sus compatriotas, con 30. Magglio Ordóñez lo hizo en 23 ocasiones, Antonio Armas en 18 y Carlos González lleva 17.


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