Las bombas lacrimógenas, tanquetas tipo ballena y perdigones lanzados por la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) en la autopista Francisco Fajardo a la altura de Bello Monte, perjudicaron al Caracas FC y Deportivo Anzoátegui, en el partido que jugaron este viernes. 

Los equipos, que a las 3:00 pm, en plena represión, jugaron a poco más de seis kilómetros del lugar, se enfrentaron en el estadio Olímpico de la Universidad Central de Venezuela (UCV), teniendo dificultades en su traslado y sufriendo incluso los efectos de los gases lacrimógenos.

Miguel Mea Vitali, capitán del Caracas, confirmó que tanto los futbolistas, como los árbitros y el público, llegaron a sentir el efecto de las bombas, por lo que tuvieron que resguardarse momentáneamente en vestuarios poco antes del arranque del segundo tiempo.

“Se sentía el humo en la cancha y en la grada, donde estaban nuestros familiares y además había niños y bebés”, contó Mea Vitali en declaraciones exclusivas para El Nacional Web.  

Acotó que en ningún momento hubo discusiones o diatribas con árbitros o delegados, quienes les permitieron esperar a que cesara la sensación de las lacrimógenas. No obstante, criticó que no se tomara en cuenta el hecho de pautar el horario del compromiso, sin que coincidiera con las manifestaciones opositoras, que desde inicios de abril sacuden a la capital, y que han dejado 61 fallecidos y 2.000 detenidos.

“Se debería pensar un poco, ser racional, inteligencia; si había marcha se podía jugar a las 7:00 pm, pero el mandamás de la televisión pone los horarios; no les importa la salud o lo que pudiera pasar con nuestra familia”, acusó.

Aunque afirmó que en todo momento han tenido disposición de mantenerse dentro de los terrenos de juego, reconoció que no son ajenos a la crisis que atraviesa el país: “Estamos viviendo un momento triste. Hay venezolanos que son asesinados eso duele. Sean racionales, dejen el negocio un poco al lado y piensen en nuestra salud”, agregó.

Llegar al estadio en taxi

La ya habitual tranca de accesos a la ciudad, así como de autopistas y avenidas por parte de cuerpos de seguridad del Estado, hizo de las suyas contra los equipos, que sortearon inconvenientes para llegar al Olímpico de la UCV.

“Costó llegar. Nuestro traslado suele durar unos diez minutos y hoy tardamos 45, y tuvieron que escoltarnos”, relató Mea Vitali, que consideró que tuvieron suerte comparándose con el DANZ: “Tuvieron que tomar taxis”, reveló.

La potestad la tienen los árbitros

En caso de que se presenten inconvenientes que afecten el desarrollo de un compromiso de fútbol, bien sea por protestas, gases lacrimógenos o disturbios dentro o en los alrededores de los estadios, los árbitros son quienes pueden pausar o suspender los cotejos.

George Antar, presidente de la Asociación de Clubes de Fútbol Venezolano (Asofutve), aseguró que la seguridad e integridad de deportistas y aficionados debe ser prioridad a la hora de tomar decisiones de ese tipo.

“Si los jugadores lo padecen, los árbitros lo padecen. Si hay humo u olor el árbitro debe determinar. Lo importante es que se juegue en situaciones adecuadas, y si sus vidas o algo corriese riesgo no se hubiese jugado el partido”, explicó a El Nacional Web. 

Aclaró que hay situaciones que se escapan de sus manos, pues Asofutve se encarga de comercializar los derechos de TV del fútbol nacional, así como de comercialización, mientras que los horarios son decididos por la televisión.

“No está en manos de la Asociación decidir si se juega o no”, aseveró, insistiendo en que “son tiempos para la reflexión y el fútbol  debe ser un punto de encuentro”, sentenció. 


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