Mientras le recibía envíos de calentamiento a Max Scherzer, antes del juego del miércoles contra los Tigres de Detroit, el receptor Wilson Ramos confirmó la percepción que había tenido en el clubhouse: algo extraño le ocurría al abridor de los Nacionales de Washington. No era una mala sensación. Veía que el derecho estaba motivado. Lucía enfocado y ansioso de enfrentar a su ex equipo. ?Lo vi bastante emocionado?, dijo el careta carabobeño en una llamada telefónica con El Nacional. ?Tenía una actitud distinta. Deseaba lanzarles a ellos (a los Tigres). Lo vi diferente, muy agresivo. Más agresivo de lo normal?. Ramos conoce bien a Scherzer. Con él vivió un juego sin hits ni carreras el 20 de junio de 2015 contra los Piratas de Pittsburgh. Meses después, el 3 de octubre, emularon la gesta frente a los Mets de Nueva York. Sí, la mascota sabía cómo rompían los lanzamientos del iniciador capitalino, tanto como los de Jordan Zimmerman, abridor de los bengalíes, con el que también experimentó un no hit-no run, el 28 de septiembre de 2014.  El sentir de Scherzer se vio reflejado en cada lanzamiento que explotaba en la mascota de Ramos. Ponchó a dos rayados en el primer inning, a tres más en el segundo, otro trío de rivales abanicaron en el tercero, uno en el cuarto y un par más en el quinto capítulo. ?Al principio del juego utilizamos algunas curvas y sliders?, relató Ramos, quien veía todo tras los hierros de la careta. ?Pero en algún punto nos dimos cuenta de que la recta estaba imbateable, así que decidimos usarla más?. Y vaya que Scherzer utilizó envíos de velocidad. Lanzó 62 rectas según el portal especializado Brooksbaseball.net, las cuales tuvieron un promedio de velocidad de 96.2 millas por hora y 51 cayeron en la zona de strike. ?Cuando vimos lo efectivo de la recta no hubo mucho más que planificar?, agregó el valenciano. Además de lucir una recta invisible hasta para Miguel Cabrera, que se fue al hotel con tres ponches en la maleta, Scherzer mostró un control sobrenatural. De sus 119 lances al plato, solo 23 fueron considerados bolas.   La inspiración continuó. Ramos vio cómo el escopetero de 31 años ponchó a dos bengalíes más en el sexto episodio, otro par en el séptimo, tres en el octavo e hizo deslucir a dos más en el noveno. Scherzer alcanzó los 20 ponches en nueve innings e igualó el récord de las Grandes Ligas, una hazaña ya realizada por Rogers Clemens (1986 y 1996), Kerry Woods (1998) y Randy Johnson (2001). ?Yo no estaba al tanto de que se estaba haciendo historia?, contó Ramos. ?Sabía y celebré los 18 ponches, que era el récord para los Nacionales, pero no sabía los de los 20. Me di cuenta cuando alguien lo comentó en la celebración?. Entonces Ramos tampoco estaba consciente que había logrado algo inédito en las mayores: ser el único receptor en recibir tres no hitters y un juego de 20 ponches. Se puede dar el lujo de decidir qué instante histórico vivido es de su preferencia. ?Recuerdo con cariño el primer no hitter, todo cátcher sueña con recibir uno?, opinó. ?Aunque los otros dos y la hazaña de ayer son momentos bastante emocionantes. Son cosas gratas que tengo en mi carrera?. Ramos quiere jugar en el Clásico MundialSe supone que la selección venezolana que va al Clásico Mundial de Beisbol juntará a la crema y la nata de la pelota nacional. Allí deberán estar Félix Hernández, Miguel Cabrera, Carlos González, José Altuve y un largo etcétera. A Wilson Ramos también le agrada la idea de ser parte del combinado, pero sabe que sería ideal tomar algunos turnos con los Tigres de Aragua la próxima campaña. ?Quiero jugar en Venezuela?, dijo el careta de los Nacionales. ?Seré agente libre este año y mucho depende de cómo se resuelva eso, pero quiero jugar, porque me gustaría ir al Clásico. Si me dan la oportunidad aceptaría con mucho gusto?.


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