Hassán Pena es, posiblemente, el relevista importado más exitoso en la historia de la LVBP. Y a un año de su castigo por infringir la política antidopaje solamente tiene un deseo: que la sanción que recibió sea justa, que no se convierta en una suspensión de por vida.

Pena recibió una amonestación por dar positivo en los controles que le realizaron. En su orina aparecieron trazas de marihuana. Y aunque el pitcher admitió su responsabilidad y aceptó de buen grado la consecuencia de sus acciones, su caso está en el aire, 12 meses después.

El cubano tenía un acuerdo para reaparecer en el país con los Tiburones de La Guaira, según fuentes del equipo litoralense. Pero no pudo regresar, a pesar de transcurrir los 63 juegos de la ronda eliminatoria y todos los playoffs.

El parón de Pena era por 25 encuentros. En teoría, debió expirar a comienzos de noviembre. En la práctica, está inhabilitado para siempre, alega su representante, a menos que la liga revise la política antidopaje y corrija la situación.

“Hassán no apeló y siempre dejó en claro que quería cumplir la suspensión”, sostuvo el abogado Carlos Quijada. “Sin embargo, antes de iniciar la temporada, le informaron que el equipo que desee contratarlo debe jugar esos 25 encuentros con un importado menos, hasta que él cumpla la sanción”.

“Él quería regresar, incluso con los Navegantes del Magallanes, aunque no lo protegieron en su lista de reserva”, aclaró Quijada. “Pero ¿quién iba a contratarlo, si ese club estaría en la obligación de jugar casi media campaña en minusvalía frente a los demás?”.


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!