Fueron tiempos difíciles los que vivieron los Tiburones de La Guaira, tanto en la temporada pasada de la LVBP, como en el inicio de la actual. Su afición, había perdido el entusiasmo y la alegría que la caracteriza y el pesimismo se hacía notar cada jornada en el Estadio Universitario de Caracas.

No era para menos. La 2017-2018 fue una de las peores zafras que haya tenido el equipo, eliminado en primera ronda y en el último lugar. Mientras que en la incipiente contienda el letargo pareció prolongarse; de tal manera, que estuvieron ocupando por un buen trecho el último puesto en la tabla y llegaron a ostentar una seguidilla de hasta siete derrotas, la peor hasta ahora en la liga.

Aun ante esta situación adversa, la directiva salada, inmersa en una lluvia de críticas por el rendimiento del plantel, no entró en pánico. Contó con la paciencia como su principal aliada y ahora poco a poco están viendo los frutos.

Durante la última semana de acción, los Tiburones han tenido un resurgir y hasta antes de la jornada de ayer se exhibían como una de las escuadras más calientes de la liga, al totalizar cuatro victorias en los últimos cinco desafíos, de las cuales tres fueron consecutivas que los ayudaron a abandonar el foso y acercarse a los puestos de clasificación.

Aunque probablemente lo que haya generado más satisfacción en el seno de la organización es el hecho de que han podido salir airosos un par de veces como visitantes, las únicas dos en la temporada, y lo hicieron frente a dos rivales difíciles, como lo son los Navegantes del Magallanes y los Cardenales de Lara, y en dos escenarios que durante los últimos años no les habían favorecido: el José Bernardo Pérez de Valencia y el Antonio Herrera Gutiérrez de Barquisimeto.

“No es un secreto para nadie que el año pasado y a principios de este nos costó ganar en la carretera. Por eso nos enfocamos en ganar el mayor números de partidos en casa y lo que consigamos cuando salgamos será un plus para nosotros”, manifestó Teodoro Martínez en días pasados sobre la ausencia de victorias saladas en territorio ajeno.


Ozzie recargado. El buen momento de los escualos coincide con lo que fue el regreso de Oswaldo Guillén al dogout, luego de ausentarse casi dos semanas para cumplir compromisos televisivos en Estados Unidos con la cadena ESPN mientras se disputó la Serie Mundial de las Grandes Ligas.

Ozzie llegó recargado y lleno de buenas vibras y se la transmitió a sus dirigidos. O al menos eso se podría presumir si se toma en cuenta la reacción de su ofensiva en los últimos encuentros, pero sobre todo con lo que exhibieron la noche del miércoles en Barquisimeto.

Los bateadores litoralenses se ensañaron contra el pitcheo de los Cardenales, a los que le fabricaron un total de 11 carreras y les propinaron 19 imparables, solo un par de ellos extrabases.

Fueron estás cifras topes en la temporada para una alineación que no produjo lo suficiente en las primeras de cambio y todavía se ubica última en todos los departamentos ofensivos del circuito.

No obstante, desde que inició noviembre, los paleadores mostraron significativos síntomas de mejoría en el plato después de confeccionar un total de 33 carreras con 48 hits conectados, las mayores cantidades para cualquier equipo de la LVBP en el periodo antes mencionado.

El staff de lanzadores de Guillén también se ha reivindicado en esta etapa del torneo, a la que los jugadores, técnicos y seguidores han denominando “la remontada guairista”.

La rotación de abridores, encabezada por el puertorriqueño Jonathan Albaladejo, ha sido fundamental. Todos y cada uno de los cinco componentes ha cumplido con su labor de contener a los rivales y además mantenerse en la lomita cuando menos por cuatro innings.

Albaladejo ha sido el más sobresaliente. Posee dos victorias en el corto lapso, con apenas dos carreras limpias admitidas en 11.2 capítulos de labor. David Kubiak, Bennett Parry y el novel venezolano Gustavo Armas de igual manera han respondido.

La tarea pendiente la tienen los miembros del bullpen, quienes han recibido el mayor daño de los Tiburones, excepto Gregory Infante. El cerrador ha mostrado dominio y en sus tres actuaciones más recientes ha conquistado un lauro y un par de salvamentos, para acumular 42 en su carrera y acercarse a los 44 de Jorge Julio Tapia, líder histórico de la franquicia.

La cifra

.321 es el average colectivo que presentaron los salados entre el 1 y 7 de noviembre tras 58 hits en 181 turnos


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