Sandy Koufax, en su empeño ancestral por estar en lo posible fuera de los radares mediáticos, por procurarse una vida alejada de la luz pública, por eludir la fama, y para que pensáramos en él como alguien más y no como un ícono del beisbol, cómo habrá reaccionado al enterarse que el jersey que llevó durante los nueve innings del primer juego de la Serie Mundial de 1963, fue adquirido por un desconocido en una cifra cercana al medio millón de dólares.

Fue la sección digital de la cadena ESPN la que trajo la noticia.

El pasado 5 de mayo, en medio de una subasta organizada por la firma Goldin Auctions, la franela de visitante de Koufax con los Dodgers de Los Ángeles, fue comprada por 429.625 dólares, el precio más alto que se haya pagado por una pieza histórica de la organización de los Dodgers.

“La rareza de Koufax, los recuerdos desgastados del juego, combinados con su impecable autenticidad, y el hecho de que tal vez fue su mejor temporada, lo hacen realmente especial”, dijo Ken Goldin, fundador de la empresa subastadora del jersey, del lanzador que estuvo en las Grandes Ligas entre 1955 y 1966, eternamente con los Dodgers.

Cualquiera que se movilice regularmente por el escenario de las ligas mayores, que conozca sus históricos pormenores y las hazañas de sus protagonistas, entenderá porqué alguien es capaz de desembolsar tal cantidad de dinero por una parte del uniforme que un pelotero vistió solo por algunas horas, y que probablemente no utilizó nunca más, como en realidad sucedió con Koufax.

Para los incrédulos, lo ocurrido la tarde del 2 de octubre de 1963 en el estadio de los Yanquis de Nueva York, podría arrojar alguna pista. Ese día, Koufax fue el pitcher abridor de los Dodgers en la inauguración de la Serie Mundial, con las apuestas en contra por la sola tradición ganadora de su rival, apuntalada por el poderío de los bates de Mickey Mantle, Roger Maris y Elston Howard, entre otras manifestaciones de su indiscutible vigor ofensivo.

En la historia de las Series Mundiales nadie ha lanzado durante los primeros cuatro innings y dos tercios, mejor que Koufax en aquella jornada vespertina. Primer episodio: Tony Kubek, ponche. Bobby Richardson, ponche. Tom Tresh, ponche. Segundo acto: Mickey Mantle, ponche. Roger Maris, ponche. Elston Howard, foul al cátcher. Tercer capítulo: Joe Pepitone, ponche. Clete Boyer, rolling por segunda. Whitey Ford, rodado por tercera. Cuarto inning: Kubek, ponche. Richardson, ponche. Tresh, ponche. Quinto acto: Mantle, ponche. Maris, foul al receptor. Howard, sencillo al jardín derecho.

“Honestamente sentí pena por todos ellos”, admitió Bill Skowron, que estaba detrás de Koufax mientras custodiaba la primera base de los Dodgers, y quien fuera el inicialista de los Yanquis hasta la temporada anterior. “Aquel era un duelo injusto. ¿Quién puede darle a esos pitcheos, recta o curva?. Di gracias a Dios por estar de su lado”.

Koufax guillotinó a cinco bateadores más, incluido al emergente Harry Bright para el tercer out del noveno y así establecer una marca para el clásico con 15 abanicados. Los Dodgers ganaron 5 a 2 en lo que fue el preámbulo de una barrida que remató el propio Koufax con un triunfo 2 a 1 en el cuarto encuentro en Los Ángeles, y que no permitió que volviese a emplear la franela  de visitante.

Cuando Goldin insinúa que la considerable cantidad de dólares abonados por el jersey, tal vez fue estimulada porque la campaña de 1963 fue la mejor de Koufax, no es una presunción. Antes de vencer dos veces a los Yanquis en la Serie Mundial, el zurdo entonces de 27 años, fue líder de la Liga Nacional con 25 triunfos, efectividad de 1.88, 11 blanqueos y 306 ponches en 311 innings. Aparte, completó un encuentro sin hits ni carreras sobre los Gigantes de San Francisco, y se convirtió en el primer pitcher, y único hasta ahora en las Grandes Ligas, que en una temporada es reconocido como Más Valioso del circuito, Más Valioso de la Serie Mundial y ganador del premio «Cy Young».

Ya en parte, podemos entender porqué el afortunado y anónimo comprador, gastó cerca de medio millón de dólares por la mitad del uniforme de un jugador de beisbol.

El Dato

El récord de ponches de Koufax fue roto en por Bob Gibson, con San Luis, con 17 abanicados en el primer juego de la Serie Mundial de 1968 ante Detroit


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