Empate loco, áspero y polémico. De esta forma se podría calificar el duelo que protagonizaron Barcelona y Real Madrid este domingo por el clásico español. Los dirigidos por Zinedine Zidane mandaron durante gran parte del encuentro, pero no pudieron trasladar su dominio en el marcador.

Los locales sobrevivieron ante la inferioridad numérica y terminaron igualados por 2-2 frente a su acérrimo rival en el Camp Nou . Para algunos se trataba de un clásico intrascendental por el hecho de que el título liguero estaba definido. No obstante, se notó que ambos se jugaban algo más que los tres puntos: el honor.

Los primeros minutos del cotejo fueron muy entretenidos y disputados. Cuando parecía no haber un dominador claro, los de casa se pusieron en ventaja a los 10 minutos. Sergi Roberto, en una corrida, centró el balón por derecha y Luis Suarez, sin marca, definió de media tijera.

En el mejor momento del Barcelona, el Real Madrid empató cinco minutos más tarde. En una diagonal por izquierda, Cristiano Ronaldo le dejó el balón a Toni Kroos de taco, el alemán centró hacia la cabeza de Karim Benzema y el francés asistió al portugués, que terminó lastimado al momento de definir.

Con el correr de los minutos, los visitantes tomaron confianza y amenazaron a los blaugranas con una presión alta, recuperaciones rápidas y ataques directos. Modric y Kroos eran los encargados de dirigir la orquesta de la «Casa Blanca», en compañía de las explosivas escapadas de Marcelo por izquierda.

Era clara la confusión y el desorden táctico del Barcelona, que la estaba pasando mal porque no lograba conectar sus circuitos de pase. Acabar la primera mitad con el 1-1 era un gran negocio; sin embargo, el descontrol era tal que Messi y Suárez terminaron amonestados y Sergi Roberto fue expulsado.

El segundo tiempo arrancó con Marco Asensio y Nélson Semedo en el campo, en lugar de Cristiano Ronaldo -lesionado- y Philippe Coutinho, respectivamente. Pese a la inferioridad numérica, los de Ernesto Valverde apostaron por estirar sus líneas y presionar de manera escalonada.

La fórmula tuvo un efecto inmediato. Suárez derribó -con falta- a Raphael Varane, se combinó con Messi y el argentino agitó las redes con un zurdazo ajustado hacia poste al 52’. Paulinho ingresó por Andrés Iniesta, quien disputó su último clásico y salió del terreno de juego ovacionado. El equipo blanco estaba trastocado por el tanto recibido

Era el mejor momento del Barcelona. Messi tuvo la oportunidad de ampliar la diferencia, aunque Keylor Navas frustró el mano a mano con una fantástica intervención. Cuando el Madrid generaba poco juego, Gareth Bale se quitó la timidez y puso el empate con un disparo colocado, inatrapable para Marc-André ter Stegen, al 72’.

El partido estaba para cualquiera. La tensión y emoción eran evidentes. El nuevo campeón se conformaba con el empate, mientras que el Madrid no paraba de insistir, hasta que el árbitro Hernández Hernández cerró el telón de una obra excéntrica.

De esta forma, el combinado culé llegó a 87 unidades en la tabla y dio un paso importante para culminar el torneo invicto. Solo le restan dos compromisos para conseguir la hazaña. El último equipo español que lo logró fue el mismo Real Madrid, en la temporada 1931-1932.


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!