La imagen vehemente de Wilmer Flores llorando en el clubhouse hace dos años, cuando supo que los Mets de Nueva York lo iban a cambiar durante un partido en casa, el Citi Field, contra los Padres de San Diego, habla de una relación poco usual en el deporte moderno.

Hoy, cuando todo es negocio, Flores está encantado con la Gran Manzana y los Mets. Es un prisionero de su encanto. El traspaso nunca se dio, y el llanto quedó como una demostración de cariño que convirtió al utility en un favorito de la afición metropolitana, algo que refrenda con rendimiento.

“Para que esté fanático este contento, hay que entregarse al 100%. Así las cosas no nos estén saliendo bien, cómo este año, con los Mets si juegas duro siempre te lo van a reconocer”, comentó desde la tranquilidad del clubhouse de visitante del Marlins Park, durante la visita de los newyorquinos los Marlins de Miami el fin de semana pasado.

Flores explicó que las ausencias de varios peloteros clave en el pasado reciente, como Matt Harvey o David Wright, ha influido en que el rendimiento de los metropolitanos estuviera por debjo de lo esperado.

“Ha sido un año de altos y bajos, para todos nosotros”, expuso el valenciano. “La caída de varios peloteros claves influyó en que la temporada no fuese como queríamos, pero queda mes y medio, hay que cerrar fuerte; y después veremos donde estamos”, argumentó.

Rendimiento. Flores tiene hasta el sábado, promedio de .272, con 11 cuadrangulares y 45 remolcadas.

Sus números se mantienen consistentes, salvo en el apartado de jonrones, donde hay una merma con respecto a las tres ultimas zafras.

“No estoy buscando cuadrangulares, sólo hacer buen contacto con la bola”, expuso el utility, quien se ha desempeñado buena parte de esta campaña en la primera base de los Mets. “Siempre he sido un bateador de líneas, pero ahora no salen tantos jonrones sino más batazos atravesados. Eso es normal. Mantengo mi plan. La cosa es seguir aportándonos y rindiendo para el equipo”, comentó.

“Aquí la idea es seguir jugando todos lo sé días”, añadió el carabobeño, quien ha pasado por la segunda base, el campo corto y la primera almohadilla este año con los Mets. “Yo lo que quiero es tomar cuatro o cinco turnos cada noche. No me importa donde tenga que pararme a defender”, remató entre risas.


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