Para poder sumar puntos ante Brasil tenían que pasar cosas fuera de lo habitual, y precisamente una de ellas, guiándonos al menos por los encuentros recientes, era la solidez de la pareja de centrales. Venezuela ajustó en defensa. Y vaya si ajustó. El equipo de Rafael Dudamel empató 0 a 0 con la anfitriona de esta Copa América gracias, en gran medida, a que Yordan Osorio y Mikel Villanueva estuvieron imperiales.

La Vinotinto, con su 4-1-4-1 ya tradicional, se replegó y optó por el contraataque y los despejes orientados a Salomón Rondón. El problema era que el equipo criollo no presionaba cuando Brasil entraba en su último tercio de la cancha, y eso le daba a la canarinha demasiadas libertades para asociarse. Tanto es así que el promedio del número de pases consecutivos de Brasil antes de una acción defensiva de Venezuela, según @Driblab, fue de casi 30.

Un planteamiento táctico de esa índole reduce al mínimo el margen de error, pero el carril interior criollo respondió a la altura cuando Brasil priorizó su juego por el centro: Coutinho se perdió en el Triángulo de las Bermudas formado por Moreno-Rincón-Herrera y la pareja criolla de centrales respaldó esa labor utilizando con mucha inteligencia el riesgoso recurso de la anticipación.

Yordan Osorio completó un partido extraordinario, de esos que se graban a fuego en la memoria, de esos que se le cuenta a los nietos. Según @Driblab, el defensor central venezolano recuperó 5 pelotas, que significaron 22% del total de su equipo. Además, Osorio acumuló 11 despejes y estuvo preciso en la salida limpia del balón, con una efectividad de 86% en sus pases.

En cuanto a los laterales, Ronald Hernández creció a medida que maduraba el encuentro y Roberto Rosales se vio muy incómodo, menos zurdo que nunca, al enfrentarse por su banda con la dupla Richarlison-Dani Alves.

A pesar de aprovechar algunas fisuras en la defensa venezolana, Brasil se topó con otra barrera: el omnipresente videoarbitraje. El VAR trae consigo esa justicia que el poco peso de Venezuela como selección de fútbol nunca le dio. Sin embargo, queda claro que la selección anfitriona fue amplia dominadora del encuentro si nos guiamos no solo por la posesión del balón o el total de tiros, sino también por los goles esperados (xG), una métrica de @Driblab que cuantifica la calidad de las ocasiones de gol que genera un equipo.

Por otra parte, olvídese de las estadísticas tradicionales para evaluar a Salomón Rondón. Aunque el Gladiador Vinotinto no haya sumado goles en estos dos partidos de Copa América, está entre los tres mejores jugadores de Venezuela en lo que va de torneo. Tal y como lo muestra el mapa de calor @Driblab, el delantero se ofreció a sus compañeros por casi toda la cancha. Rondón siempre encontró la manera de proteger el balón y pivotear a pesar de estar en inferioridad numérica.

El pragmatismo circunstancial, entendiendo el nivel del rival, era necesario. Renunciar a la pelota era necesario. Venezuela lo entendió y consiguió un merecido y trabajado empate. Ahora el reto será cambiar radicalmente la propuesta: asomar por fin los colmillos, tomar la iniciativa de ataque y ganarle el sábado a Bolivia para así avanzar a los cuartos de final.


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