Sí, muy bien. Se ganó el partido necesario para clasificar para la siguiente fase. Venezuela anotó 3 goles y superó al rival más débil de su grupo (y del continente), pero algunos aspectos del funcionamiento defensivo del conjunto criollo siguen sin cuajar.

A pesar de que la selección nacional se adelantó muy rápido en el marcador, no mostró buena cara durante el resto del primer tiempo. La principal falla estuvo, al igual que frente a Brasil, en la escasa presión de la línea de volantes para recuperar el esférico cuando el juego del rival se acerca a la zona frontal del área. Renunciar a la posesión del balón tenía sentido contra la selección anfitriona de la Copa América. Contra Bolivia no tanto.

Esas facilidades en la marca, y en la tenencia del balón, promovieron los disparos de media distancia del equipo boliviano. Los del altiplano probaron varias veces a Faríñez, estrellaron dos disparos en los postes y su gol llegó por esa vía. Además, hay otro registro que evidencia la pasividad criolla para cortar el juego del rival: según @Driblab, el promedio del total de pases de Bolivia por cada recuperación venezolana es de casi 15. Muy elevado.

Con la entrada de Juan Pablo Añor y Jefferson Savarino como titulares, Venezuela apostaba por mayor juego interior gracias a la visión y capacidad creativa de “Juanpi” y a la irreverencia y velocidad del zuliano. Aunque efectivamente Venezuela atacó más y circuló mejor la pelota, la presencia de Añor desequilibró al mediocampo venezolano al presionar y defender. Savarino, pegado y diluido hacia la banda derecha, tuvo algunos momentos de intrascendencia durante el partido y su peso ofensivo fue irregular.

Es cierto que Rondón entra poco en juego y pareciera que es el gran sacrificado de este sistema táctico, pero los movimientos del ariete criollo generan espacios muy valiosos para sus compañeros. Contra Bolivia, uno de los principales beneficiados por este concepto fue Darwin Machís. El extremo del Cádiz, según @Driblab, demostró una enorme efectividad de cara al arco rival.

Nuestro aliado, a través de una métrica denominada “goles esperados” (xG), cuantifica la calidad de las ocasiones de gol con las que cuenta un jugador en un partido específico. El “xG” de Machís ante Bolivia fue un bajísimo 0.37, pero a pesar de ello se las arregló para marcar dos tantos y ser la figura de Venezuela.

Ya bien entrada la segunda mitad, y con Yeferson Soteldo y Josef Martínez en cancha, el delantero del Atlanta United, gol mediante, reavivó las eternas pregunta que muchos se hacen: ¿Se está desaprovechando a Josef? ¿Es compatible con Rondón en ataque? Pareciera que Dudamel seguirá decantándose por un sistema con un único punta (4-1-4-1), y las características físicas y futbolísticas de Rondón invitan a pensar que es el jugador ideal para ese puesto.

Volviendo al asunto defensivo, la pareja de centrales Chancellor-Mago completó un partido muy discreto, pero quien sí destacó fue Ronald Hernández: el lateral derecho se proyectó con asiduidad, lanzó buenos centros, asistió a Machís en su primer gol y estuvo correcto en la marca.

Venezuela cumplió con su objetivo mínimo, que era clasificar a los cuartos de final de la Copa América. Otra cosa hubiese sido un rotundo fracaso. Sin embargo, la inferioridad futbolística de Bolivia invita a analizar esta victoria con pinzas. Y es que sí, se atacó, se anotó y se consiguió la victoria, pero también se otorgaron facilidades defensivas que un rival de mayores credenciales no desaprovecharía.


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