Luego de la victoria sobre Argentina en el amistoso FIFA del pasado mes de marzo, parecía claro que el esquema por el que apostaría Rafael Dudamel en esta Copa América sería el 4-3-3, que por muchos momentos se convierte en un 4-1-4-1 y que depende en gran medida no sólo del protagonismo ofensivo de los volantes interiores, sino también del apoyo en ataque que pueda ofrecer la proyección de los laterales para así promover triangulaciones y asociaciones en general.

Esa fue la idea táctica que se trabajó y que se intentó pulir en la gira de amistosos por Estados Unidos. Pero luego del primer partido de Venezuela en esta Copa América, en el que la Vinotinto empató sin goles ante Perú, queda claro que hay muchas cosas por mejorar. Y hablamos de ambas facetas: tanto la defensiva como la ofensiva.

En el primer tiempo Perú le cedió la iniciativa al equipo criollo. El conjunto de Ricardo Gareca intentó presionar alto, sin intensidad o efectividad, y a Venezuela le costaba mucho llegar a zona de finalización con fútbol asociado. La banda derecha, con Roberto Rosales en su perfil natural, fue la más activa en un intento por generar superioridad numérica por ese sector.

Jefferson Savarino, que se ganó el puesto después de su actuación en el amistoso contra los Estados Unidos, intentó ser el nexo entre el trivote del medio sector y los atacantes, pero en muchas ocasiones su desequilibrio y desborde no se traducían en peligro real para el arco de Gallese. Salomón Rondón, aislado, trató de moverse hacia las bandas, o incluso hacia atrás, para pivotear y estar cerca de sus compañeros, pero el delantero criollo casi no recibió balones en zona de finalización durante todo el partido.

A pesar de la incapacidad preocupante de Venezuela para generar juego interior, Yangel Herrera completó una buena actuación y su gran despliegue fue una de las notas altas del conjunto venezolano. El mediocampista se recostó hacia la banda derecha para triangular con Rosales y Savarino, se incorporó al ataque para pisar el área rival y también ayudó en labores defensivas a Junior Moreno

Aunque Jhon Murillo mostró destellos de su explosividad, y también estuvo muy activo para ofrecerse como opción de pase, no contó en el sector izquierdo con el apoyo de un errático Luis Mago, quien además terminó expulsado por doble cartulina amarilla. En cuanto al rendimiento defensivo, Venezuela volvió a fallar en el retroceso, en las transiciones luego de perder el esférico. Mago sufrió en demasía con las proyecciones del peruano Advíncula y la pareja Chancellor-Villanueva sigue transmitiendo muchas dudas en cuanto a su posicionamiento y comunicación

Mención aparte para el guardameta Wuilker Fariñez, quien a pesar de tener un par de salidas defectuosas en la primera parte, también nos regaló algunas atajadas memorables que permitieron que el marcador se mantuviese inmaculado.

Por las circunstancias del partido, sabiendo que era un encuentro “bisagra” ante un rival directo por una hipotética clasificación a los cuartos de final, Venezuela se preocupó más por no perder que por intentar ganar. Esa timidez, sumada a los problemas de funcionamiento ya enumerados, hicieron que el equipo de Rafael Dudamel no mostrara una buena cara en la Arena do Gremio.

Tomando en cuenta los dos goles anulados (correctamente) por el VAR, las ocasiones claras salvadas por Fariñez, y el pasaje del segundo tiempo que se jugó con 10 hombres por la expulsión de Mago, la sensación que emana de este partido es que Venezuela ganó un punto, no perdió dos.


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