“Unidad, lucha, batalla y victoria”, se lee debajo de una pintura de los ojos del fallecido presidente Hugo Chávez, en letras rojas, en la entrada de la casa de Aracelis Guzmán, de 77 años de edad. Ella tiene una hija llamada Carmen Omaira Robles, de 49, con parálisis cerebral, a quien le dice por cariño “la niña”.

Ambas viven en Campo Rico, conocido popularmente como “el barrio Maldito” (municipio Sucre, Petare). Una silla de mimbre, colores desgastados y una poltrona reciben en la vivienda. Cinco pasos después consigues a Carmen, acostada, viendo el techo y mostrando su muñeca de trapo que decidió llamar Diana. 

Robles sufrió una parálisis cerebral cuando tenía seis años. Desde entonces sufre convulsiones y está en cama de por vida. Su padre, quien tenía problemas con el alcohol, se fue, y un hermano que la ayudaba económicamente murió hace 10 años. 

Guzmán, de cabello blanco y ojos claros, aseguró que debe encargarse de “La niña” ella sola y con la ayuda ocasional de su otra hija que trabaja todo el día. Vive también con su nieta de siete años porque “no puede vivir con su mamá”. 

“Yo no recibo nada del gobierno, lo único que yo recibo es la cajita CLAP, y la tengo que comprar. Antes mandaba a comprar la medicina a la farmacia. Ahora qué haces tú mandando a comprar con un récipe, si cuando vas a buscar no hay”, aseguró Guzmán, quien tiene una úlcera en la pierna derecha que le resta movilidad. 

En ocasiones Guzmán pide ayuda a algún familiar. “Si pasa uno de los nietos le digo: mira, por favor, sácame a ‘La Niña’ porque no estoy en condiciones para estarla levantando”.

“Yo soy quien me ocupo de lavarla, hacerle comida y todo”, recalcó. 

Guzmán expresó durante una entrevista para El Nacional Web que la situación económica en Venezuela ha desmejorado y ha hecho que no pueda darle de comer a su hija como lo hacía antes. “Ni siquiera puedo darle la leche que viene en esas cajas porque le hace daño, hasta a mí me cae mal. Antes era mejor, sea como fuera, pero comíamos”.

“Yo casi no como, si te soy sincera. «La niña» está comiendo lo de la caja CLAP. La pensión mía no me da para comprar alimentos, solo para medio cubrirlos. La niña no está comiendo bien para como comía antes. Ella come dos veces al día y yo a veces una, y otras dos”, concluyó. 


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