El miércoles pasado nos dedicamos al tema de las elecciones de gobernadores, y nuestra angustia ante la amenaza abstencionista nos hace volver a ellas. No queremos repetir los mismos argumentos para convencer a los que han decidido quedarse en sus casas. Muy probablemente ni nos lean. Pero nos parece frívolo e irresponsable quedarnos callados ante la gravedad del momento ¡aunque nos repitamos! Nuestra convicción está en que no podemos seguir con una actitud de solitaria lucha contra la dictadura. Mantener este luto que se expresa en un profundo escepticismo ante cualquier acción política. Pensar que la única resistencia posible es sobrevivir o emigrar. Y peor aún: llevar a cabo una oposición de redes sociales o fuera del país sin ninguna acción de calle o protesta. ¡No! Debemos resistir, y esto solo será efectivo si se hace en unidad y actuando en todos los escenarios, y el domingo es uno de ellos. Desaprovechar la posibilidad de seguir avanzando en la recuperación democrática no solo es insensato, sino que es precisamente lo que el régimen quiere que hagamos, ¿le vamos a dar gusto?

Desde hace 19 años la dictadura nos repite una y otra vez la misma idea: “Acéptalo, resistir es inútil e insensato”. Y posee ejemplos para demostrarlo, porque son muchos los que han pagado cara su oposición. Su gran fin es el totalitarismo pero nuestra resistencia y el apoyo de la comunidad internacional no le han permitido establecerlo. Esta es la demostración de que todas las formas de lucha que se han implementado en su contra no han sido en vano. Y en lo que respecta al voto, está claro que se han dedicado a destruirlo, y para ello han propiciado nuestra abstención. Cuando no votamos se les hace más fácil torcer nuestra voluntad, y si participamos –como fue el caso de las elecciones parlamentarias de 2015– han tenido que aceptar nuestras decisiones. La oposición mundial y nacional al chavismo-madurismo en la actualidad no puede ser comprendida sin ese gran paso que fue la victoria electoral en el poder legislativo. El voto no es algo inútil.

El abstencionismo es asumir una posición pasiva (y mucho más si no se ofrece o hace nada a cambio), es hacer realidad aquella famosa frase de Edmund Burke: “Para que el mal triunfe solo se necesita que los hombres buenos no hagan nada”. ¿El país se cae a pedazos y nosotros nos vamos a quedar de brazos cruzados? No podemos caer en el mito de la supuesta “legitimación de la dictadura y su inconstitucional constituyente si votamos”, porque es insostenible. Todos sabemos que el régimen se había negado a celebrar las elecciones hasta que la frustración y el divisionismo resurgió entre la oposición. Sería contradictorio no asistir cuando siempre ha sido nuestra bandera y principal forma de lucha. Por otro lado, es un absurdo afirmar que al votar se ofende a nuestros mártires porque “ellos no dieron su vida por unos cargos de gobernadores”, y un buen ejemplo es que los presos políticos han llamado a participar. Si ellos lucharon por la democracia, luchaban esencialmente por la libertad que tienen los venezolanos para elegir sus representantes. Y, por último, ni hablar del argumento de las posibilidades de fraude, porque nadie racional se paraliza o deja de respirar porque existan riesgos.

En la escena inicial de la película Lincoln (2012) de Steven Spielberg, un soldado negro le reclama al gran Abraham por las condiciones de alta desigualdad con los soldados blancos, para después decirle una larga lista de las aspiraciones históricas de su comunidad, siendo el voto una de las fundamentales. En este sentido la comunidad afroamericana fue constante y jamás dejó de votar cada vez que tenía la oportunidad, aunque sabía que el fraude era lo que les esperaba (no creo que sea nuestro caso si participamos masivamente). Nunca pensaron que con su voto legitimaban la opresión que padecían o que era una acción inútil, porque el solo hecho de intentarlo una y otra vez era su mayor acto de resistencia y sabían que un día rendiría frutos. Ruego a Dios porque los venezolanos asumamos este espíritu de resistencia, y seamos conscientes de que la libertad requiere grandes sacrificios, porque es uno de los bienes más valiosos de la existencia humana.


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