El marxismo nunca ha dejado de explicar que la violencia ha tenido y tiene un papel fundamental en sus relaciones sociales. La estructura del régimen disminuido y debilitado pero aún dominante, se sostiene en el poder al recurrir a la violencia y ha creado consecuentemente un aparato represivo en defensa de sus intereses. El régimen ha perfeccionado durante su paso por el poder este aparato de represión y coerción: ejército, policía, colectivos, jueces, todo esa estructura al servicio del mal.

Lógicamente el usurpador y sus secuaces justifican sus acciones en la supuesta defensa de la democracia y autodeterminación… mientras le es útil ese discurso (ya no); cuando la movilización de la gente amenaza los puntos vitales de su poder, abandona sin el menor prejuicio su careta democrática y se lanza a una política de represión y violencia extrema. Hemos sido testigos de esto durante al menos 18 años y esta acción es de manual, ya que Chávez como Maduro han actuado de la misma forma en contra de las críticas o amenazas de perder el poder, una monótona respuesta… violencia.

Lo acontecido con el ataque y quema de los camiones que llevaban ayuda humanitaria solo muestra lo irracional del dictador y sus esbirros, que prefieren que los venezolanos padezcan un holodomor, es su voluntad llevar (si es necesario) a toda la nación al patíbulo mientras (eso sí) permanezcan y ostenten el poder, el mismo poder que los llevará a la cárcel cuando la justicia internacional actúe.

La ayuda humanitaria, si bien no es la panacea de la tragedia venezolana, sería un alivio para los más necesitados y vulnerables. El régimen, al bloquear la entrada de esta, solo mostró lo que es bien sabido por todos, que Maduro y sus  vándalos solo son garantía de hambre, enfermedad, muerte y delincuencia, tiene que ser desalojado del poder de forma inmediata y con el apoyo de la comunidad internacional, para que retorne la justicia y el Estado de Derecho para que den paso a la reconstrucción del Estado y la economía, que traigan al fin una mejor Venezuela que brinde bienestar a todos sus habitantes.

Las opciones se van agotando, los diálogos están gastados, la insurrección popular guiada por nuestra legitima Asamblea Nacional cobra más vigencia y justificación ahora, esta lucha que ha costado sangre, presos y exiliados va tocando a su fin, los sacrificios de Basil Da Costa, Roberto Redman y Génesis Carmona, entre tantos, no ha sido en vano; la prisión de Leopoldo López, Juan Requesens, Daniel Ceballos y muchos otros no fue en vano; el exilio de Carlos Vecchio, Antonio Ledezma y cientos más, no es en vano. Todo esto nos ha puesto en este punto de nuestra historia, nos ha llevado al despertar de la nación, hoy sin nada que perder y mucho por ganar la hora de la acción esta cerca, los protagonistas serán la gente.

¡Qué hable la calle!

Fuerza y fe

#VamosBien


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