Un día de inicio profunda y dolorosamente triste, lo fue el del viernes 29 de septiembre, con la llamada en la que nuestra querida Oliva Rodríguez (Uvi) nos notificó que Mariano Díaz, fraterno y entrañable amigo nuestro de tan alta significación humana, había fallecido la noche del jueves. Constituía ello así el cese de la vida terrenal de ese extraordinario ser humano, generoso, sensible y culto; mas no su alejamiento y menos aún su desaparición del espacio que con tanta nobleza, fraternidad, pródiga inteligencia y solidaridad, ha llenado desde siempre en nuestros pensamientos y sentimientos.

De los amigos a quienes llamé para comunicarles la lamentable noticia, tuve cual respuesta un palpable pesar profundo y colectivo. Y ¿cómo no recordarlo con el mayor afecto, si en la dedicatoria que nos puso al darnos unos de sus libros, escribió que lo hacía “con el mejor espíritu de grandota amistad y querer”?

Cada vez parecía plantearse el abrirle a la fatigada gráfica nacional nuevos caminos hacia el porvenir: una vida realmente fructífera en términos de creatividad, poder innovador y logros trascendentes. Propiciaba una obra que descansara en la sólida base de su cultura, sobre todo pictórica y literaria. Él y su esposa Uvi, también reconocida artista, juntos estimularon en todo momento el acercamiento y conocimiento, entre los creadores de arte popular y el pueblo mismo.

Nacido en Chile en 1929, se trasladó a Venezuela en 1960, para contento y felicidad de nosotros. Definido como diseñador gráfico y periodista, ocupó diversos cargos. Fue así Director de Publicaciones de la Universidad de Oriente, Director de Arte y Asesor de Publicaciones de la Oficina Central de Información, Coordinador de Publicaciones de la CVF, diseñador de las revistas Nosotros (Lagoven), Reto (Conicit). Participó con regularidad en las exposiciones de la Fotografía Documental Venezolana, desde las primeras de ellas (1982-1985), igualmente en la Primera Muestra de Fotografía Contemporánea Venezolana, Museo de Bellas Artes (1983) y en la Primera Bienal de La Habana (1984). Primer Premio Conac de Fotografía  por su obra 30 hacedores de identidad (1984).

Sus libros y trabajos de diseño, han sido seleccionados para las exposiciones anuales del Instituto Autónomo Biblioteca Nacional. Dibujó en varias revistas, y estando en El Gallo Pelón cuando la dirección del mismo pasó de Sancho a José Cayuela, este destacaba como hecho positivo la incorporación de Mariano y la labor que cumplía como dibujante y diagramador; y a partir de 1962 dibujó también en Cascabel, donde creó sus famosas historietas “Don Incoloro” y la de “Vacaipuro”.

La Dirección de Cultura de la UCV y la Extensión Cultural de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo convocaron en 1961 el Salón Nacional de Dibujos Humorísticos, lo cual fue comentado en Punto y F. Valladares opinó que “los cuatro temas presentados por Mariano están magníficamente dibujados”.

Por sí mismo él determina que a la par de la tristeza, volvamos los ojos a sus incontables virtudes vinculadas a su vastísima cultura, su disposición al solidario trasiego de sus conocimientos y experiencias a otras personas. Bella pareja afectiva e intelectualmente admirable formaron por décadas Uvi y Mariano, por sus conocimientos, dedicación y creatividad, en beneficio educativo y cultural, familiar y popular. A decir de él, Uvi “cabalgando en caballitos de palo, recorre todo el territorio de la maravilla que otorgan las tradiciones, las costumbres y los oficios del pueblo venezolano. Y todo esto, porque a Uvi le está permitida la fábula y la magia, como le está permitida la luz, la sonrisa y la alegría…”.


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