El pasado 6 de marzo, el Aula Magna de la UCV lanzó al aire sus claros clarines. Laureano Márquez escribió, estas estrofas de su “Credo ucevista”: “Creo en la UCV,/ creadora de ciencia y/ de cultura, la de Vargas,/ la del hombre justo/ y bueno que sueña/ un país decente”.(…) Creo en la protesta pacífica/ como derecho irrenunciable/ y en la obligación moral/ que tiene la mayoría de/ oponerse a una minoría/ corrupta que ni la respeta/ ni la representa”.

La genial obra de Calder se abarrotó para vibrar con entusiasmo en la actividad denominada “Venezuela no se rinde”, cuya finalidad es crear el Frente Amplio para la lucha contra la dictadura. No fue una asamblea académica ni partidista, sino de sindicatos, gremios y todo aquel que anhela la democracia, la libertad, y su instrumento más poderoso: el sufragio universal, ejercido en condiciones de equidad, transparencia e imparcialidad, ausentes en la elecciones venideras, convocas por una ANC ilegítima de origen y fraudulenta en su votación. Lo atestiguó la empresa que automatizó el sistema electoral.

Pablo Zambrano, secretario ejecutivo de la Federación de Trabajadores de la Salud (Fetrasalud), rechazó la falta de insumos médicos y las medidas económicas tomadas por el gobierno, que a su juicio no han servido para solucionar la crisis que se vive en el país. Zambrano fue enfático al decir: «Hoy nos corresponde unirnos. Sellar el pacto de las bases ciudadanas en rechazo a un gobierno que nos está llevando al hambre y la miseria». También se hizo presente el padre José Virtuoso, por el episcopado, cuya actitud democrática no ofrece dudas,

Marco Ruiz, secretario general del Sindicato de los Trabajadores de la Prensa, aseguró que el cambio en Venezuela no se logrará de manera individual y, por ende, los periodistas se unieron a los distintos sectores de la sociedad. A la actividad asistieron los líderes políticos de oposición Juan Pablo Guanipa, ex gobernador del estado Zulia; Andrés Velásquez, dirigente de La Causa R y los parlamentarios Juan Guaidó y José Luis Pirelas.

El politólogo Nicmer Evans, con gran lucidez, dijo que, no obstante diferencias con compañeros, tenían que trabajar juntos porque a todos los presentes los une un fin superior: no acabar con Maduro, votar o no, sino el restablecimiento del Estado de Derecho y la Constitución. Pienso que eso significa restaurar la soberanía popular, abolida por el gobierno

La rectora de la UCV, Cecilia García Arocha, en representación de los rectores universitarios, indicó que es deber de los gremios y de la sociedad civil defender la democracia a través de la exigencia de un sistema electoral con garantías transparentes y libres. Y luego señaló: “Es nuestro deber defender la democracia y construir el país. Venezuela unida no se rinde, por eso están aquí las agrupaciones gremiales, sindicales, la Conferencia Episcopal y los rectores de nuestras ilustres universitarias. Por eso están aquí los valiosos directivos de los centros universitarios, los estudiantes y los representantes de los medios libres de comunicación”.

Termino con el demoledor aserto de Zeid Ra’ad Al Hussein, alto comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, quien señaló el 7 de marzo que la situación política y social en Venezuela no reúne «las mínimas condiciones» para poder celebrar elecciones presidenciales. Sin embargo, el gobierno y su espuria constituyente hacen oídos sordos ¿hasta cuándo? Hasta que las masas enfurecidas, que ya han descubierto el fraude y la odiosa discriminación fascista ejercida mediante ese vergonzoso instrumento “carnet de la patria”, barra la dictadura y su corrupto narcoestado con un incontenible estallido social.

Sinceramente, no deseo esa vía de cambio. Prefiero el voto libre, transparente, imparcial, conquistado a fuerza de unicidad, empuje, entusiasmo y, como Aquiles Nazoa, “creer en los poderes creadores del pueblo”. Por eso, ¡Venezuela no se rinde!


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