La cita más famosa del economista John Maynard Keynes es: “A largo plazo todos estaremos muertos”. Su interpretación nos sirve para reflexionar sobre la necesidad de la Venezuela pospetrolera, o bien se estanca en un modelo fracasado como el actual o sienta las bases para en condiciones democráticas construir con una visión compartida una economía no ultradependiente del ingreso petrolero. La cita de Keynes se puede interpretar de dos maneras: la primera, quizás la más evidente. ¿Por qué preocuparse del futuro?, los que vienen que resuelvan su presente, el futuro por venir para nosotros. Algo similar al “como va viniendo vamos viendo”, el ejemplo de la improvisación, de la mala gestión de lo público, de la falta de principios y valores y de lo vivido por la nación desde la llegada de la supuesta revolución. La segunda interpretación, la cual prefiero y asumo fue la premisa del celebre economista, es sentar las bases hoy a corto plazo para los que vendrán en el futuro tengan un presente mejor al nuestro. Una consideración adicional es cómo el mundo viene evolucionando a una velocidad sorprendente, el futuro en muchos casos es hoy.

Venezuela desde la mitad del siglo pasado, con un nuevo paradigma del petróleo, generó una visión de país y logró transformaciones inéditas: brindó oportunidades de movilidad social, desarrolló capacidad industrial, infraestructura, salud y educación, con errores ciertamente, pero con un balance positivo para el grado de bienestar. La industria petrolera fue clave en la visión y del cambio de paradigma. Esa visión de país petrolero sobre todo a partir de 1958, con la recuperación de la democracia, trajo cambios significativos, los cuales fueron de impacto para la nación y a nivel mundial. Sin duda, Juan Pablo Pérez Alfonso, viviendo en el exilio, comprendió la necesidad de una estructura de índole geopolítica del negocio petrolero para poder afrontar al bloque de las siete hermanas, con un significativo poder político en aquel momento histórico. Los países petroleros, actuando cada uno por su lado, no alcanzaban reivindicar y recibir los ingresos de manera adecuada, derivada de la riqueza de sus recursos. Al llegar a ministro, Pérez Alfonso compartió su visión,  se creó la OPEP como instrumento para defender la renta petrolera, junto con los principales Estados productores del Medio Oriente para el momento, Irán, Iraq, Arabia Saudíta y Kuwait.

Venezuela, en gran parte del siglo pasado, fue el mayor exportador de petróleo del mundo, y con el fin de asegurar el ingreso se establecieron esquemas fiscales para maximizar la renta petrolera comenzando por el famoso 50/50, el cual causó una revolución en la captación de ingresos por un país productor. Luego se aplicó el valor fiscal de exportación para asegurar la base del precio del crudo, pero también hubo la previsión para, en la Ley de Hidrocarburos, flexibilizar la regalía y hacer rentable la explotación petrolera, factor que tanto critica la supuesta revolución. Hasta pioneros podemos decir que fuimos con un esquema de libre comercio entre Venezuela y Estados Unidos, el cual funcionó durante bastantes años, hasta el primer gobierno del presidente Rafael Caldera, cuando se emprendieron los pasos para la nacionalización petrolera y de esta manera desarrollar capacidad industrial en el país. Fueron innumerables los aportes desde el punto de vista técnico de la industria. El modelo venezolano sirvió para que otros países lo copiaran y obtener mayor  recaudación. La estructura ministerial para fiscalizar la actividad de las concesionarias. Por ultimo, el proceso de nacionalización con Pdvsa y su consolidación como referencia mundial de las empresas petroleras. El hecho innegable de lograr una empresa estatal como Pdvsa, orientada al negocio, con personal bien formado y conocedor del negocio pero, además, con principios y valores, siendo un nuevo paradigma entre empresas estatales sin las corruptelas, fue un ejemplo para seguir, incluyendo a firmas del sector privado petrolero.

El esquema de la apertura, hoy referencia utilizada en otros países como México, fue un factor para invertir en el sector y para el desarrollo del crudo extrapesado, el cual necesita de fuertes inversiones en mejoramiento para ser comercialmente viable el suministro al mercado. En 1999 llega la supuesta revolución –cuyo objetivo básico fue utilizar el petróleo como herramienta para la política de la supuesta revolución y asumiendo que los precios del crudo crecerían indefinidamente– hizo ultradependiente la economía del país del ingreso petrolero, pero además miles de millones de dólares se perdieron en corrupción. Una oportunidad histórica que seguramente no volverá, pues el mercado energético ha tenido cambios estructurales irreversibles. En consecuencia, hoy vivimos una situación económica insostenible para el ciudadano.

Si estamos de acuerdo con el agotamiento del modelo rentista petrolero y le sumamos el cambio estructural del mercado, más la tendencia irreversible de energías alternativas, es preciso conquistar el cambio económico. Podemos observar cómo las grandes petroleras en sus proyecciones sobre el pico de la demanda petrolera lo ubican alrededor de 2040, naturalmente hay opiniones en contrario. Luego, las petroleras vienen estableciendo acuerdos con la industria automotriz para desarrollar combustibles alternativos, ya es un hecho los híbridos, el uso como combustible de gasolina sintética, gas, hidrógeno, y son varias las automotrices fijándose plazo para cesar la producción de vehículos con motores de combustión. Arabia Saudíta, país petrolero, viene ejecutando su plan estratégico, cuyo objetivo para 2030 es una economía diversificada y no dependiente del ingreso petrolero. Algunos de los pasos son:  la OPA de 5% de Aramco, considerada la mayor por ser realizada a nivel mundial, el desarrollo del más grande proyecto de energía solar, cuyo valor se calcula en 200 millardos, reformas fiscales, portafolio de inversiones de diferentes sectores industriales, internamente y externamente. Dentro del sector financiero, la OPA de Aramco permitirá el desarrollo de la bolsa de valores Tadawul en Riad. Obviamente, para obtener los recursos del cambio de modelo, a la par sigue desarrollando sus reservas petroleras, las segundas del mundo, con una producción actual del orden de 10,15 millones de bpd. A tal efecto, desarrolla asociaciones estratégicas con Rusia y China, pero también en Europa y Estados Unidos. Es decir, por la vía del petróleo busca los recursos a corto plazo para lograr el objetivo del largo plazo.

Resulta obvio, para nosotros, la necesidad de aprovechar el corto plazo para maximizar el ingreso petrolero. El gasto de los recursos debe estar orientado a sentar hoy las bases de la economía diversificada, y para cuando llegue el largo plazo tengamos un país en condiciones diferentes. Imprescindible orientarse y aprovechar las ventajas competitivas que son muchas en el tema energético y su efecto multiplicador en otros sectores. Claro está, la necesidad de un sistema político democrático, con seguridad jurídica; es decir, separación de poderes; los cambios estructurales en la economía para regularizar y eliminar los desequilibrios que tanto daño hacen a la gente como la inflación, del modelo fracasado del socialismo del siglo XXI. Tendremos que lograr la asistencia de los organismos multilaterales para establecer una base mínima de bienestar, mientras transitamos al objetivo del cambio de paradigma.

Para el sector petrolero a corto plazo aprovechando en pleno la ventana de oportunidad, este debe abrirse a la inversión extranjera y a la nacional, sin complejos. De esta manera maximizar el ingreso, incrementar la investigación y desarrollo, recuperar mercados, fomentar e incentivar el desarrollo químico y petroquímico, apalancarnos en el sistema de refinación de Citgo, por razones de mercado y estratégicas por el desarrollo de fuentes alternas de energía. El modelo de negocio petrolero no tiene que ser necesariamente con una empresa estatal verticalmente integrada como utilizamos con Pdvsa, es necesario un esquema competitivo y la actividad se puede segmentar entre aguas arriba y aguas abajo. El rol del Estado centrado en la regulación, las normas, el medio ambiente, la fiscalización,  la OPEP, facilitar las inversiones. Los  venezolanos tenemos la capacidad, el conocimiento y la base de recursos para lograr estos objetivos. Si hay países sin la tradición petrolera venezolana capaces, y están desarrollándose en el tema energético, no se entiende a Venezuela caminando para atrás como el cangrejo.

La visión de una Venezuela pospetrolera es el reto que tenemos por delante, debe convertirse en una ilusión positiva a los ciudadanos. Si fuimos una vez ejemplo en el mundo por ser un país innovador del sector petrolero, seamos en esta oportunidad innovadores para pasar el testigo al futuro en un país del siglo XXI, en una Venezuela diversificada en su industria manufacturera, tecnológica, del turismo, y suplidor de energía confiable por fuentes diversas, incluido el petróleo.

De no hacer nada y quedarnos donde estamos seremos la referencia de un país con las mayores reservas de petróleo que pudo superar el subdesarrollo, pero que nunca lo hizo y se quedó atrás.


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