La globalización ha acelerado la representación de lo abstracto y concreto de las naciones en los ámbitos político y económico. No es tan recurrente ahora observar gobiernos, por muy lejos que estén, que ignoran casi que por completo la dinámica política y económica de los otros. Y en este proceso hay países que se benefician; sociedades que dejan de ser anónimas para formar parte tanto de la atención como de la discusión política global. Pero, además, la forma como los gobernantes asumen el poder se conoce en tiempo real.

Los países asiáticos son ahora más conocidos; se sabe mucho más de su desarrollo económico, científico y tecnológico; la intensidad con que generan la innovación y de su potencial para influir en la economía global. Lo mismo ha venido ocurriendo en otros continentes. Por ejemplo, en América Latina países como Chile, Uruguay, Costa Rica, Panamá y Colombia ahora resaltan en el mundo; unos por la fortaleza de sus instituciones democráticas, y otros por los esfuerzos que hacen en expandir la innovación en servicios a escala global. También, se conoce ahora más de los países africanos, que antes eran solo percibidos como países donde la miseria convivía. Algunos de ellos, ahora constituyen unas de las naciones con mayores potencialidades de inversión para generar la innovación. Y es que así lo demuestra la revolución lograda por las startups africanas. De acuerdo con el Global Innovation Index 2018 países como Túnez, Sudáfrica, Marruecos, Ghana, Ruanda y Senegal se posicionan como países innovadores; en algunos casos por encima y en otros muy cerca de países como Guatemala, El Salvador, Ecuador y Paraguay. Algo similar se observa con Sudáfrica y Kuwait, los cuales superan incluso a países como Uruguay, Colombia, Brasil y Perú.

La globalización también ha logrado que se conozca más sobre la política de los gobiernos; los que forman parte de la democracia moderna y los que no lo son. La globalización ha logrado que las crisis políticas que se desatan sean muy fácil y rápidamente conocidas.

Un ejemplo de la globalización de la política fue la reunión reciente ocurrida en el seno del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, en donde se logró por primera vez en el contexto de la democracia moderna que caracteriza este siglo colocar la situación política actual de Venezuela como tema central. La situación política del país apareció en las ponencias de países como Indonesia y Polonia. Algo que antes era impensable. Que no se olvide que Venezuela fundamentalmente antes era prácticamente conocida por el petróleo que producía y exportaba y nada más. Que no se olvide que hasta principios de este siglo en muchos países, incluso en países europeos y asiáticos, existían ciudadanos que no sabían a ciencia cierta en qué parte del globo terráqueo se ubicaba Venezuela.

Venezuela forma en este momento parte de la atención política global. Tanto la complejidad política que vive el país en sus aspectos sociales y legales como la complejidad y devastación económica que lo caracteriza son aspectos que caracterizan la atención global. La primera noticia internacional de los medios de comunicación es sobre Venezuela.

Y no deja de ser sorprendente para los países del mundo cómo Venezuela, habiendo poseído tanta riqueza, pudo sucumbir en el escenario global más alentador que haya vivido el país en su historia, y con el que pudo desde hace más de un par de décadas aumentar el valor de su riqueza, potenciar su capacidad económica, científica y tecnológica, acabar con la pobreza, generar mayor bienestar económico y social y fortalecer más sus instituciones democráticas.

La globalización de la política se impone y deja en claro cuestionamiento los fundamentos del derecho internacional a la no injerencia de los problemas políticos nacionales por parte de otros países, y esto ha pretendido inhibir a la sociedad global el ejercicio de la opinión pública sobre lo que se considera inadmisible al interior de los países.

Ahora, Venezuela, pase lo que pase, y de ahora en adelante, será por mucho tiempo un espacio geográfico que ocupará la atención global por lo menos en el propósito de analizar la pérdida y la devastación de toda su riqueza.

¡No se puede creer!


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!