Cuando nos planteamos hacia finales de 1996, hace veintidós años, la creación de una fundación que, haciendo homenaje a la memoria de nuestro padre Néstor González del Castillo Heinemann, aportara ¡una gotita de agua! mejor que “un granito de arena” para sembrar y regar nuestra conciencia ciudadana, y ser mejores venezolanos, nunca nos imaginamos que tan bajo comenzaríamos a caer desde diciembre de 1998, cuando fuera electo presidente Hugo Chávez.

¡Nos resultó comunista el compañero!, se lamentaba el comandante Jesús Urdaneta Hernández. Ya desde fines del primer año de su mandato comenzaba a evidenciarse que el tiranosaurio lobo se había vestido de democrática oveja, bajo las directrices del sátrapa de La Habana, Fidel Castro. Ganar las elecciones populares comprando el oportunismo de sectores que creyeron se podrían manejar con él a conveniencia, lo llevó a obtener lo que no había podido ganar por las armas.

Sostuvimos aquella muy breve y casual conversación con el comandante Urdaneta Hernández tras su renuncia como director de los Servicios de Inteligencia y Prevención, Disip, de la cual solo podría concluirse y calificarse de traición a sus propios compañeros de armas la conducta de la que se quejaba su compañero de promoción, quien era entonces presidente en ejercicio.

Sin embargo, comenzaban a acumularse numerosas y más graves expresiones de desagrado y queja ante el desempeño del Chávez presidente. Lo que se creyó era asunto solo de caprichos o prejuicios, se iría convirtiendo cada vez más en otro mejor ejemplo de arbitrariedad y corrupción comunistoide. Se inició con las declaraciones del primer funcionario que designaría Chávez en el gabinete: el ministro de la Defensa. Se producían también estas molestias al término de ese primer año 1999 del Chávez en funciones. El general de división Raúl Salazar Rodríguez nos decía en otra conversación privada lo que luego él haría de conocimiento público en relación con el desprecio de la ayuda humanitaria que, gracias a sus esfuerzos y compañerismo con oficiales de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, había agilizado para atender la catástrofe de Vargas; devolviéndose por orden del presidente Chávez dicha ayuda humanitaria en camino para el pueblo de Vargas, el cual se encontraba destrozado por los deslaves que comenzaron, por cierto, desde la madrugada del domingo 15 de diciembre de 1999. Se conocería luego que «aconsejado» por Fidel Castro, Chávez rechazaría la ayuda que originalmente había aceptado por recomendación de su ministro de la Defensa.

¡Cuántas cosas han pasado desde aquel diciembre de 1998 hasta este de 2018! Suficientes como para que nos dispongamos a terminar de una vez por todas con la tiranía castrocomunista que ha invadido nuestro territorio. Germen que pretende perpetuarse y expandirse con su esclavitud del siglo XXI, subyugando nuestro pueblo libertario.

La Venezuela de 2019 debe ser la Venezuela del comienzo definitivo de la lucha de liberación. Por todos los medios a nuestro alcance, y los necesarios que no lo estén deberemos procurárnoslos, estamos obligados a desalojar al invasor castrista y sus celestinas de nuestro suelo patrio.

Por ello la constitución de un ejército de voluntades por la liberación de Venezuela tiene que ser el comienzo de 2019. Una unidad de mando que, contando con un auténtico “ejército libertador”, dé la respuesta insoslayable, inevitable e imprescindible de lucha. Debemos confrontar y derrotar la mentira que insurgió impregnada de fragancias de nobleza de propósitos, manipulando nuestros símbolos patrios.

La traición que, cual caballo de Troya, comenzó mintiendo hace ya más de veinte años, y sigue después de estos trágicos más de veinte años mintiendo sobre “ideales justicieros y auténticamente democráticos”, tiene que comenzar a ser definitivamente derrotada a partir del aquí y el ahora. ¡Cada día que pase, y cuanto antes, hasta vencerlos!

La concepción del Estado al servicio del criterio de una cúpula gobernante que administrará nuestras vidas a su antojo es la síntesis de definición de los ordinarios sistemas de dictaduras conocidos. En el caso de Venezuela, estamos frente a la innoble primicia de una realidad que nos coloca, más que frente a una dictadura, frente a una mafia internacional. Esta mafia basa su control en el poder corruptor que se ejerce desde el propio Estado, y ¡como política de Estado! El peligro es entonces la continuación crónica de una involución hacia la fijación del Estado mafioso y de mafiosos. No podemos permitir que nuestras familias sigan bajo su control, bajo su secuestro.

Mañana, 11 de diciembre, cuando realizaremos el Foro Venezuela 2019: ¿Problemática crónica o esperanza de solución en la región?, estaremos desde la Universidad Internacional de la Florida dando inicio a ese primer día de un periodo de trabajo y lucha específica que establecemos como hito frente al día 10 de enero.

Este martes 11 de diciembre, día 1 del período propuesto desde nuestra Cátedra Internacional por la Libertad “Francisco de Miranda”, debemos comprometernos a sumarnos y declararnos en unas especiales Navidades, de lucha de emergencia y lucha con espíritu optimista, para lograr, bajo un gobierno de emergencia nacional, salvar las vidas de nuestros hermanos venezolanos: millones de invaluables vidas inocentes secuestradas por la tiranía y por sus cómplices.

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