¿De dónde surge el valor del bitcoin? Esa es la pregunta que se hacen todos los que se acercan al mundo de las criptomonedas, aunque no hay una respuesta totalmente satisfactoria. El bitcoin no pasaba de ser una curiosidad criptográfica cuando su creador, real o imaginario, una entidad identificada como Satoshi Nakamoto publicó el Libro Blanco del Bitcoin en octubre de 2008.

En ese documento histórico, que usaba gran parte del conocimiento generado durante más de una década, habla del bitcoin como un sistema de efectivo electrónico que discurre entre pares en una plataforma descentralizada –la blockchain o cadena de bloques que Nakamoto describe con detalle sin nombrarla– y que no requiere un “tercero de confianza” para garantizar que ese efectivo electrónico pase de un miembro de la red a otro.

Ese tercero confiable es un banco, por ejemplo, en el sistema financiero tradicional. El libro de contabilidad que me interesa como cliente de un banco es mi estado de cuenta y cuando transfiero dinero a otra persona, se refleja un descuento en mi libro contable personal, que mi banco almacena en sus servidores. Quien recibe la transferencia observa en su libro contable particular que hay un crédito en su cuenta. Ambos extremos de la transacción confían en el banco como intermediador.

En esencia, lo que Nakamoto estableció fue un sistema de transferencias directas que quedan registradas en un libro contable único que está a la vista de todos y se aseguró de que cada bloque de la cadena –validado por los miembros de la red P2P– fuera inmutable.

Claro, hay otros añadidos, algunos de ellos muy técnicos, que completan un escenario de confianza en las transacciones, por su transparencia y su irrefutabilidad. Y, básicamente, una dificultad creciente para obtener nuevos bloques.

De esa dificultad, programada meticulosamente para que creciera después de generar cada bloque –la minería requiere equipos cada vez más poderosos– viene la escasez y de la escasez se deriva gran parte del valor del bitcoin. No más de 1.800 bitcoins minados por  día, aproximadamente unos 144 bloques.

Bits y bytes

Por mitad

Otro detallito: Nakamoto estipuló un máximo de 21 millones de bitcoins y van 17 millones minados. Pero además cada 210.000 bloques la recompensa por generar cada bloque, que comenzó con 50 bitcoins –¡un realero hoy!–,  se reduce a la mitad.

Ha habido dos reducciones (cada cuatro años aproximadamente) y la tercera puede ocurrir el 29 de mayo de 2020, cuando se calcula que se llegará al bloque 630.000. En este momento la recompensa es de 12,5 BTC (el acrónimo oficial del bitcoin).

Ajá. ¿Y el resto de las criptomonedas? Bueno, esa es otra historia, son más de 1.880 y algunas ni cripto son. Volveremos.


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