Las elecciones en Estados Unidos tienen repercusión mundial. En estas elecciones de “mid-term” esta repercusión tiene aún más resonancia, pues hay una fuerte implicación geopolítica, se estaba jugando la polémica política exterior de Trump y hasta un nuevo orden geopolítico mundial. Los resultados son problemáticos, pues fueron contradictorios y no concluyentes.

Antes que nada es necesario aseverar que Trump transformó el análisis político, desde su teoría hasta su praxis cotidiana. Las elecciones de 2016 revolcaron todas las reglas de “manual” respecto al comportamiento electoral. Siguiendo las normas convencionales de la Ciencia Política era casi imposible que Trump ganara y sin embargo triunfó claramente. Ahora de nuevo Trump modifica las reglas de la predicción electoral, pero esta vez en sentido contrario, si en las elecciones del 2016 era casi imposible que triunfara y lo hizo, en estas, era previsible un amplio triunfo de los republicanos, y esto no sucedió.

¿Qué está pasando en Estados Unidos electoralmente?  En primer lugar está sucediendo una muy fuerte polarización, pero esta tiene un clivaje territorial peculiar: hay dos naciones políticas dentro del país, una urbana fuertemente demócrata y una rural fuertemente republicana. Esta polarización se desdobla en una ampliación del gap electoral según el sexo, además de una nítida polarización en términos de edad y escolaridad, y para finalizar en una fuerte división del voto según el nivel socioeconómico. La conjunción de estas variables hizo posible el triunfo de Trump, y ahora en sentido inverso, que no lograse el amplio triunfo esperado. El imposible triunfo de Trump se logró por una fuerte inclinación del voto masculino blanco en regiones empobrecidas tradicionalmente demócratas, este singular efecto logró lo imposible: que un candidato que tenía un discurso en contra de las mayorías del país (mujeres, trabajadores, etcétera) triunfase.

Pasemos ahora a ver en detalle las elecciones del pasado martes. Qué dice la convención respecto a las elecciones de medio término: 1) En buena situación económica, el partido de gobierno tiene la ventaja, 2) el partido que tiene la mayoría de sillas tiende a conservarlas, 3) la participación es mucho más baja, no observándose fenómenos de expansión de la participación. Ninguno de estos tres factores se dio en estas elecciones. La conjunción de ellos hizo posible el problemático resultado que observamos.

Por qué digo que el resultado es problemático, por dos razones. En primer lugar, por la dificultad en explicarlo y en segundo lugar por los efectos sobre el panorama político que ellos traen. En cuanto al análisis de los resultados, cabe decir que las previsiones iban desde una marea azul hasta una cómoda perseverancia de la mayoría republicana en las 2 cámaras, Ninguna de estas características se dio; los republicanos mantuvieron el Senado, pero perdieron la Cámara de Representantes. En consecuencia, ambos bandos reclaman el triunfo y a ambos se les puede enrostrar el no haber logrado hacer realidad alguna de las predicciones. Personalmente creía que los republicanos mantendrían ambas cámaras, manteniendo los 51 senadores y perdiendo una gran cantidad de sillas en la Cámara de Representantes, pero obteniendo una escuálida mayoría de una o dos sillas, no habiendo sido así considero que el peso de los resultados se inclinan hacia una leve derrota de Trump (o más bien del Partido Republicano, pues los sondeos señalan que Trump mantiene su popularidad).

Esto justamente por no haberse dado las tres variables que la convención dice acerca de las elecciones de “mid-term”. Es increíble que, en una de las mejores épocas de la economía norteamericana, el gobierno pierda una Cámara. Ello con los factores concomitantes de que era mayoría en la Cámara y que haya habido una altísima participación, récord en este tipo de elecciones.

¿Cómo se explica esto? En primer lugar, debido a una falla estratégica de Trump, al haber ninguneado en su discurso el factor económico. Se dedicó a activar su base nativista y evangélica, pero perdió una gran cantidad de independientes en los que el “voto de bolsillo” hubiera funcionado, de haber sido estimulado. Al no hacerse esto, preponderó el rechazo al discurso conservador de Trump, permitiendo la enorme pérdida de representantes republicanos.

Pero hay fuertes atenuantes en la explicación de esta pérdida republicana:

  1. El extraordinario aumento de la participación fue el factor clave en estas elecciones, y lo fue porque fue sesgado, quienes se movilizaron a votar fueron las mujeres y los jóvenes, y estos dos grupos votaron abrumadoramente en contra de los republicanos. Los demócratas ganaron por 21% en las mujeres y solo por 2% en los hombres, este gap de género definió la elección.
  2. Por primera vez en más de una década los independientes favorecieron en una elección de “ mid-term” a los demócratas (lo cual se puede adjudicar al error de Trump de no haber hecho campaña sobre la economía).
  3. Hay que destacar que en una abrumadora mayoría de las elecciones a la Cámara de Representantes la diferencia entre los candidatos fue alrededor de 1%, lo cual está dentro del margen de error estadístico; si en una veintena de distritos el resultado hubiera sido de signo contrario, el resultado también lo hubiera sido.

Finalmente, en cuanto a las implicaciones, también es problemático dar unas conclusiones definitivas. Lo contradictorio e inconcluyente del resultado hace que así sea también el panorama político. Por lo pronto, se puede decir que el balón está en manos de los demócratas; si hacen un juego confrontacional, habrá conflicto y puede haber hasta parálisis en el sistema político norteamericano. Si juegan al compromiso con el gobierno, será una legislatura dorada en términos de beneficios para la nación. Una primera conclusión es que Trump perdió su indiscutible poderío, al no tener la mayoría en la Cámara de Representantes, y esto le traerá grandes problemas en términos de gobernabilidad. Otra interesante conclusión es que precisamente esta pérdida de poderío de Trump es un triunfo de la democracia norteamericana, pues hay un equilibrio de poderes, siempre y cuando los demócratas jueguen limpio en favor de los intereses nacionales, pero me temo justamente que no lo harán y ello es lamentable para ese país y para el mundo, pues se avizoran tiempos políticos difíciles en Estados Unidos.  A esperar y veremos.


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