Son las 4:00 am, suena el despertador, intentas ponerte en pie, pero el movimiento ondulado del barco lo hace difícil. Por fin logras llegar al baño a fin de prepararte para otro día, esperando que sea mejor que los anteriores, pero nada lo garantiza.

Finalmente, luego de vestirte y desayunar, el olor de la bruma marina en tu cara te recibe en la cubierta, recordándote que ya nada es igual a aquellos tiempos de pesca con tu padre y abuelo.

Mucho tiempo ha pasado desde aquellas aventuras en alta mar atrapando con las redes del “Infity Fish” grandes cardúmenes de peces, hoy tus manos cuarteadas por la sal y el tensar de las sogas te prometen nada.

Hoy pescar “un pez” es más difícil que construir la Catedral de San Pedro. Ya llevamos más de dos horas recogiendo y tirando las redes por babor y seguimos recogiendo lo mismo: plásticos. Cambiamos de cuadrante y nos movemos 200 millas al norte y sigue lo mismo… Como si se tratara de una pesadilla, seguimos recogiendo basura. A pesar de que pueda parecer un mal sueño de un marinero, o peor aún, unas cuantas líneas de un científico amarillista, es decir yo, la verdad es que está más pronto a convertirse en realidad de lo que creemos, y lo peor es que no tenemos que esperar tanto tiempo.

Un amigo inseparable

Actualmente vivimos sumergidos en plásticos, casi por no decir todo lo que nos rodea está hecho de este material. Desde inicio de la década de los treinta, los plásticos en sus diferentes tipos se han convertido en uno de los materiales de innovación más importantes que han permitido el desarrollo de nuevos productos, ayudando a salvar vidas e incluso prevenir la proliferación de enfermedades, vamos, nada mejor, el non plus ultra.

Desde su descubrimiento se han creado alrededor de 9.200 millones de toneladas de plástico, de las cuales 6.300 millones de toneladas nunca han alcanzado una disposición o reutilización adecuadas, y lo mejor (puro sarcasmo) se prevé que alrededor de 8 millones de toneladas de plástico ingresen a nuestros océanos cada año para 2050. Ves que no era un sueño…

Foto: Sundried.com

De Obi-Wan a Darth Vader

¿Pero cómo pasó de ser un material supercool a estar en el “lado oscuro de la fuerza”? Desde que ayudamos a los aliados a ganar la Segunda Guerra Mundial (piense en paracaídas de nylon o en partes de aviones livianos), los plásticos han transformado nuestras vidas como pocos otros inventos, principalmente para mejor. Han facilitado los viajes al espacio y han revolucionado la medicina, han permitido aligerar el peso de los vehículos, ahorrando combustible y contaminación. Sin embargo, el apetito por el plástico se aceleró drásticamente a principios del siglo XX cuando fuimos capaces de comprender la química oculta en ellos y empezamos a fabricarlos a partir de una fuente de energía barata, abundante, pero “maldita”: el petróleo. Eran y siguen siendo tan baratos que producimos casi cualquier cosa.

No todo está perdido

Sin duda alguna que el principal problema cuando se habla de plástico es la educación de la ciudadanía sobre no solo reciclar, sino también disminuir el consumo irresponsable de estos materiales. No obstante, también se requieren de acciones concretas en el campo de batalla, y allí los científicos e innovadores tenemos una gran responsabilidad. Pensar en procesos más eficientes tomando en cuenta el tiempo de vida útil de estos materiales, así como implementar un sistema de economía circular de los plásticos, pudiera causar un impacto significativo, disminuyendo la huella de estos en el medio ambiente. En esta línea ha venido trabajando la Unión Europea desde algunos años atrás, que busca aminorar el impacto de sus actividades, promocionando y financiando proyectos enfocados a la reutilización de este material, es decir, que estos desechos sirvan como materia prima de nuevos procesos.

Por otro lado, jóvenes científicos como el ecuatoriano Inty Grφnneberg, galardonado como uno de los innovadores del año por el Massachusetts Institute of Technology, MIT, se abre paso con @Ichthion, una tecnología enfocada en remover plásticos de los océanos y ríos del mundo. No obstante, a pesar de los esfuerzos, queda mucho por hacer, necesitamos de políticas y de políticos comprometidos con el ambiente capaces de entender que todos vivimos y compartimos el mismo hogar, la Tierra.


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!