“Si la Providencia no es una entelequia, tampoco el demonio que tiene a Venezuela entre sus infiernos favoritos”
Una semana después de que el Número Uno entre los amos de nuestra República donase varios millones de próceres impresos imperiales a un país equis, y anunciara haber renovado acuerdos de cooperación entre Venezuela y otros que destacan por ser sus vampiros históricos (los de https://es.wikipedia.org/wiki/ Petrocaribe), convenios que procuran mantenernos en ruinas, la “junta de abusados” del lugar donde resido nos pidió dinero para salvar el ambulatorio y pagar a una empresa privada la recolección de los desechos tóxicos. La contaminación es tan grave en todo el estado Mérida que la hepatitis, la diarrea y otras afecciones mantienen enfermos especialmente a niños y viejos. Un ciudadano presente se quejó porque la distribución del gas comunal está intervenida por mafias, y nos dificulta acceder al servicio.
Cada vez que camino frente a nuestro pequeño centro asistencial, miro cómo sus paredes exhiben propaganda terrorista-comunista. No tiene retratos de ilustres médicos o enfermeros venezolanos. Todos comentan el asunto, pero en un país de ultrajados nadie puede sugerir que esas imágenes sean eliminadas. En el área viven miembros de “colectivos de la revolución” que podrían arremeter contra nuestras casas o, simplemente, golpearnos en cualquier momento.
En tribulaciones televisadas y obcecado, el Número Dos del triunvirato tiránico recuerda a sus hordas de ignorantes y enajenados que no deben leer ciertos medios de comunicación (El Nacional, por ejemplo, que anhela apropiárselo) porque todo lo que publican es falso. Y, con su memorable desfachatez, el Número Tres exculpó al Ejército irregular de ocupación colombiano (ELN) que asesinó a varios soldados de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. Sin embargo, les pidió un favor que no van a satisfacer: retirarse de nuestra frontera.
Salvo la de Hitler, por supuesto, para idiotizar a los alemanes, ninguna otra franquicia política gastó tanto dinero con el propósito de convertir la verdad en mentira como la transnacional del Socialismo del siglo XXI. Los miembros del triunvirato tiránico que fustigan a los venezolanos destinan, con extraordinaria inmoralidad, una incuantificable fortuna para persuadirnos de que son muy valientes frente a quienes no tenemos tropas. Pero, a través de los agujeros de sus manteos percibimos su cobardía ante vándalos apertrechados que tienen a Venezuela por santuario.