En la Cuba castrista están votando desde hace casi sesenta años. Los candidatos los controla, y así los escoge, el sistema comunista subdesarrollado y prostituyente. Sí, ese mismo se implementa por triple filtrado en nuestra Venezuela de hoy. Gota a gota, cuasi gemelas. ¿Es eso lo que ustedes quieren para nuestra patria, señores Fernández, Fermín y Falcón?

Luchamos por la libertad, porque en Venezuela haya civilización e instituciones. Luchamos porque una nación, muy joven, a la que queremos darle verdadero futuro para todos, tenga una real y honesta oportunidad. Que sus mujeres y hombres de bien puedan trabajar y hacer familia en un país realmente libre y democrático, sin componendas a espaldas del pueblo. Luchamos porque hay que sembrar conciencia ciudadana y garantizar la oportunidad de crecer con derechos humanos para todos; tales como la libertad de ser educados en valores y principios de dignidad humana, pero sin coacción e imposición arbitraria de ideas o ideologías.

La supuesta ideología del socialismo del siglo XXI, machacada repetitivamente en más de los tres últimos lustros en Venezuela, y desde una perspectiva de imposición surrealista, como si el mundo no hubiera experimentado y aprendido de las experiencias fracasadas de la Europa oriental y de la Cuba castrista, por ejemplo, nos obliga moralmente a todos a luchar por la liberación de quienes han sido secuestrados dentro de nuestro territorio por bandas criminales, bajo pretextos ideológicos. Cientos de presos políticos que son torturados y vejados constantemente.

¿Qué clase de elecciones pueden darse con millones de votantes excluidos de su derecho porque han sido expulsados en éxodo masivo de nuestro territorio?

Nosotros entendemos que tenemos el deber de liberar también a los muy pocos que, aún de buena fe, están o fueron secuestrados en sus mentes, en su momento. ¿Pero a ustedes señores de la alianza triple F, qué hay que hacerles entender? Todos los que amamos  a Venezuela, a nuestra patria, estamos obligados a liberar nuestro territorio. Ese territorio que, día a día, está siendo saqueado mediante la extracción de nuestros recursos petrolíferos y minerales en componenda con mafias criminales internacionales que, desde dentro y desde afuera, lo ocupan, lo controlan, y han expulsado nuestro más preciado tesoro: nuestra juventud, y en general a cientos de miles de conciudadanos.

Fuimos violados a través de la instauración de un narcorrégimen opresor, que comenzó por echar mano a la industria petrolera nacional, como arma de una vasta operación de creación del más vil entramado de corrupción dentro de las Fuerzas Armadas de Venezuela, no sin antes pagar peaje a los Castro. Luego preferentemente hacia países del área de América Latina y el Caribe, sin olvidar países como España, Rusia, Bielorrusia, etc., sus comprometidos mandatarios de turno ¡uno a uno!

La procura, implementación y desarrollo de una nueva y exitosa política petrolera hubiera podido llevarse a cabo mediante una verdadera acción de Estado: inteligente, nacionalista, honesta, de mediano y largo plazo, en las circunstancias de la guerra del Medio Oriente, derivadas del ataque terrorista del 11 de septiembre de 2001. La avalancha de dólares por el alza inusitada de precios petroleros, en cambio, fue utilizada para instaurar el dominio inicial del régimen de la petrochequera. Y, aún más allá, para dar identidad venezolana a individuos, que ni siquiera hablaban castellano, de grupos con serios vínculos al terrorismo del Medio Oriente.

Entonces, como ahora, se disfrazó el castrochavismo de “chavismo light”,  o de “clase media en positivo”. Así se favoreció la  propensión a sumarse a los desfalcos de Pdvsa, y del control cambiario de los llamados bolichicos. Así los Falcón de antes, y los de ahora, se prestaron, con su malicia, experiencia y verborrea, al engaño. Desdibujaron la política de verdadero servicio público. Ello no se corresponde con ¡principios y valores por los que ha valido la pena vivir! Ello no se parece a usted, doctor Fernández. Eso no se parece a usted, doctor Fermín. Aún vale la pena luchar y hacer los sacrificios que sean necesarios para alcanzar una ¡libertad pulcra, honesta, digna! Libertad para la democracia. Rectifiquen y retírense de esa terrible mentira al pueblo.

En las actuales circunstancias a ustedes no es posible entenderles desde ninguna perspectiva patriótica honesta. Conociéndose la naturaleza del actual régimen criminal, ¿qué posibilidad tendría alguien de realizar una participación electoral que no estuviera manchada de la corrupción o complicidad con la aceptación de la laxitud frente al asesinato, la tortura, la violación de derechos humanos y la obligación de pactar con mafias del narcotráfico e impunidad frente a tantos crímenes? La firmeza en la lucha de resistencia, hasta el quiebre del régimen, es la única salida posible para que inicie verdaderamente la solución de los problemas de Venezuela. Nosotros estamos con esa lucha hasta el final. Por ello no importa la farsa del 20 de mayo y sus comparsas. ¡Vuelvan a la sensatez! ¡Vuelvan carajo!

Hoy, los que pertenecemos a la generación de la democracia, es decir, los nacidos en democracia, herederos de aquel glorioso 23 de Enero de 1958, tenemos que luchar. Hoy todos tenemos que luchar para pasar a la historia como generación liberadora. Generación que sabrá vencer la mediocridad, el miedo y la pusilanimidad; para devolverle a nuestros hijos, o futuros hijos, nietos o futuros nietos, novias, o futuras esposas, madres, hermanas, amigas, la oportunidad de ser libres. Luchar para que nuestras mujeres no sean prostituidas en tierras ajenas o propias para la subsistencia, como dolorosamente está ocurriendo. Tenemos que estar a la altura del saber amar lo nuestro ¡de verdad! Luchamos porque la palabra libertad, como una vez fuimos conocidos como hijos de libertadores, vuelva a la mesa de nuestros hogares junto al pan horneado y la sonrisa franca. Luchamos porque nuestros médicos y sacerdotes puedan dar atención y reconfortar con orgullo a nuestra gente que padece alguna enfermedad o mal dentro del territorio. Luchamos porque la verdad y la vida retornen con el bien a nuestro país, se sobrepongan frente a la mentira y la muerte, que con su maldad lo ha secuestrado. ¡Luchamos por lo que amamos, bajo la protección de Dios, y por ello somos, inexorablemente, invencibles!

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