¿Qué pasaría si al tipo de cambio oficial entre la divisa venezolana y la colombiana establecido por las autoridades monetarias de ambos países, alguna persona inescrupulosa y con privilegios pudiera convertir pesos a bolívares en Cúcuta? ¿Sería entonces posible que 1 bolívar pudiera comprar aproximadamente 26.000 bolívares (29-01-2018) en la capital del Norte de Santander-Colombia? ¿Cómo y de qué manera se financia el pago que se realiza para adquirir el efectivo o dinero de curso legal venezolano el cual alcanza y hasta supera 90% de sobreprecio? ¿Resulta cierto que existen sectores que “juegan” para que la relación cambiaria del bolívar con respecto al peso se deteriore cada día y por tanto que el dólar paralelo o “negro” encarezca su valor en particular en Venezuela? ¿Dónde está el origen o raíz de la espiral inflacionaria y especulativa en nuestro país? ¿Quién es el responsable? ¿Cómo podría romperse este “circuito” nocivo en contra de la economía?

Si acordamos que pagar 10 bolívares fuertes por un dólar es irreal y absurdo porque simplemente con ese monto en moneda nacional no se compra prácticamente nada, entonces aunque a priori pareciera que el “today” se presenta como el gran gurú de los negocios e indicador infalible para ajustar rutinariamente de forma indiscriminada y abultada los precios de todo lo que se comercializa en el país, también es posible que coincidamos en que el valor del dólar en el mercado negro o paralelo igualmente es falso, desproporcionado y descabellado porque en esencia nace, crece y se reproduce en términos de ese tipo de cambio oficial al cual solo tienen acceso algunas personas o empresas privilegiadas.

Situación anterior extremadamente tensa que refleja inocultable angustia en los límites de la desmoralización, frustración y hasta desesperación de la enorme mayoría de los venezolanos, debido a la tragedia nacional que lamentablemente se comporta siguiendo un orden creciente e indetenible de miseria y pobreza. Tanto así que verdaderamente las escenas que se proyectan en los distintos establecimientos donde coincidimos para tratar de adquirir los productos de la canasta de bienes y servicios (inaccesibles bien sea por sus altísimos precios o por su desaparición) representan todo un melodrama al estilo lúgubre y sombrío de las obras del escritor Edgar Allan Poe (1809-1849), pero además en cierta forma previamente anunciadas y escenificadas en el best seller Por estas calles (creada por el dramaturgo Ibsen Martínez y transmitida por RCTV desde el 03-06-1992 hasta el 25-08-1994).

Con urgencia necesitamos una tregua a favor de la población venezolana que no pertenecemos al grupo que tienen privilegios. Porque, con el respeto debido pero con la mayor franqueza, es una exageración y grosería imperdonable la forma indiscriminada como aumentan a diario (e incluso en cuestión de horas o minutos) los precios de los productos ante los ojos atónitos de todos, además del silencio y complicidades de las autoridades competentes. Adicionalmente, es muy fácil gobernar por decreto para controlar todo en absoluto y de esta forma restringir o limitar la libertad en sus diversas dimensiones (como la económica), o adelantar una gerencia empresarial basada fundamentalmente en los ajustes continuos de precios, contrariando de esta forma las leyes económicas (entre otras).

Se recuerda que la “ignorancia de la ley no exime de su cumplimiento”, en tal sentido el hecho de violentar las leyes económicas hacen activar su sistema natural inmunológico para detectar, neutralizar y revertir tal situación antieconómica. De esta forma, la intencionalidad manifiesta por parte del gobierno de fijar precios por debajo del equilibrio de mercado y de los empresarios en ajustarlos por encima del mismo desconsidera por completo el hecho de que los bienes y servicios que se demandan, a todo nivel y en un momento determinado, adquieren una condición estrictamente elástica, es decir, que cae en mayor porcentaje en relación con el incremento del precio, lo cual genera consecuencias negativas, como es el caso de la caída en el ingreso del vendedor o empresa que obligará irremediablemente a cambiar la estrategia equivocada de fijar y controlar (gobierno) o de subir y subir el precio: en esta situación todos perdemos (gobierno, empresa y consumidores).


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